•Capítulo 6

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Una disculpa

Magnus

-Capitán-llama Lucette al otro lado de la puerta.

-Pase.

-Capitán-repite ya dentro- La Capitán Schwarz está aquí.

«¡Pero si ella debe estar en reposo aún!»

Me levanto del escritorio y salgo a zancadas grandes. Ella está allí como si nada.

-¿Qué mierda haces de pie, Rachel? Acaso no entiendes que tiene que estar en reposo hasta la recuperación-le regaño mientras me acercó.

-No me regañes-reclama caminando con dificultad hacía mi dirección- Necesito hablar contigo sobre la misión de anoche-pasa por mi lado y se adentra a mi oficina.

Sin decir nada la sigo.

-Toma asiento.

-Gracias-dice para sentarse. Me acomodo en mi sitio y espero a que hablé.

-Hansen escapó, como ya sabes, pero tenemos que encontrarlo lo antes posible porqué él puede comunicarse con la organización Tropa Alpha y jodernos de algún modo. Somos un número grande de militares, pero eso no índica que no nos puedan dar un golpe que nos desestabilice-explica mientras me mira fijamente- Debemos eliminarlo del radar; así que me ofrezco para lleva a cabo un operativo en su búsqueda y ejecución.

Se me descompone la cara.

-Tú no harás ningún operativo, debes permanecer en reposo hasta que la herida sane-le aclaro «¿está demente acaso?»

-¡Carajo! Fui Capitán de la Tropa de tu padre, la mejor en mi rango, mejor estratega y fui reconocida por mayor número de misiones invictas-se le acelera la respiración por la rabia- ¡Y tú me vienes a decir que no puedo hacer un operativo por tener una maldita herida de dos centímetros!, una bala en la pierna no significa que este agonizando.

-Eres una mujer con muchas cualidades y destrezas pero no me arriesgare a que mueras-le respondo manteniendo la calma.

-No es justo, Magnus-cruza los brazos sobre su pecho.

-Es justo, estás recupendote de un operativo y ya quieres llevar a cabo otro, no lo digo porqué no puedes, lo digo porque estás herida, Rachel.

-¿Crees que me conformaré con eso? Ni lo sueñes. Aquí tú no eres el jefe, te venía a informar, pero quien me dará el sí es tu padre-se intenta levanta pero antes de hacerlo la detengo con un movimiento rápido. Su piel envía una corriente a todo mi cuerpo.

-No te vayas-el susurró me deja perplejo, mi boca hablo antes de que mi mente procesará lo dicho.

-¿Para qué?-cuestiona.

-Te odio ahora más que nunca por volver después de todo-mi garganta quema, y las sienes me palpitan. Las palabras salen como veneno hacía ella.

-No me fui por voluntad, me obligaron, pero eso ya no importa.

-No, no cambies la cosas porque supe muy bien que quisiste irte por tu cuenta. Preferiste dejarme-ella se suelta de mi agarre de manera brusca.

-¿Sabes qué? Yo no te debo explicaciones de que sucedió en ese momento. Jódete Magnus.

-Lo dices porque tengo razón...

Se vuelve a mí con la cara roja de furia.

-¿Razón? Preferiste creer lo que tu subconsciente te grito en el momento que me fui, preferiste creer lo que te apeteció y no darme la oportunidad para explicarte, pero ya para que si sigues igual, sin creerme, mejor me ahorro las palabras y dejo que tu mente se torture pensando lo que se le venga en gana-sus palabras golpean fuerte. Mientras habla siento el peso de cada una de ellas- ¿Por qué sabes?, yo si estoy clara en todo lo que sucedió, lo que siento, y sentí. Allá tú con tu inmadurez, es mejor que ya me dejes en paz. Si tú quieres odiarme hazlo, ¡por Dios hazlo!, gritalo, dímelo a la cara, escupelo con todo el veneno que tengas. ¡Vamos hazlo!

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