No Hay Nadie Como Tu || AldoGeo

XII

Guadalupe caminaba junto a Nezumi y un entrevistador llegó con ellas.

— Hola, disculpen las molestias. ¿Podemos hacerles una entrevista?

Ambas me miraron y Nezumi asintió, ella se sentó y comenzaron a entrevistarla. Molly se acercó a Lupe.

— Qué perra se ve — murmuró Molly

— Si la verdad si— Lupe miro que gente bajaba a la parte de la arena cerca del mar — iré a tocar el agua, quiero pensar algo

— ¿Todo bien, Lu? 

— Si, no te preocupes.

Molly le sonrío, y la duranguense se alejó caminando hasta encontrar unas escaleras que daban al mar, observó como había mucha familia y una que otra pareja hasta que se alejó, se quitó los zapatos y se acercó al mar, soltó un suspiró y después cerró los ojos para disfrutar la brisa.

Si mamá estuviera aquí, le encantaría sentir como el mar toca la piel, ver el color que se pinta en el cielo al comenzar el amanecer y sentiría la paz que un día ella me dijo que iba a sentir después de que papá se fue.

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Aldo estaba platicando con Patty lejos de las demás hasta que notó que Lupe ya no estaba cerca de Nezumi y Molly.

—¿Dónde está Lupe?

— Estaba con Nezumi

— No, ya no está — caminó hasta sus amigas y al llegar junto a ellas les pregunto — ¿Y Lupe?

Molly la apuntó con su mirada y esté rápidamente volteó a buscarla encontrándola hincada frente al mar. Esté comenzó a caminar hacía ella, al casi llegar al tocar la arena de nuevo volteo a verla y sin pensarlo más se dirigió a ella.

Se hincó juntó a ella y de un momento a otro ambos se miraron a los ojos, por primera vez sus miradas habían conectado.

— Tus ojos — murmuró Aldo

— ¿Qué? ¿Qué tienen?

— Son…— se quedaron mirando y solo pensó una palabra que no quiso pronunciar — ¿Estás bien?

— Si, solo quería tomar aire y pensar unas cosas.

— ¿Y ya estás mejor? — le preguntó y está asintió, Aldo se levantó — bueno, vámonos. Vámonos a descansar al hotel.

Lupe se levantó y comenzó a caminar junto a él.

Aldo miró la muñeca de su acompañante y le dijo — Me gusta tu pulsera.

Lupe miró a cuál se refería y se la quitó, la chica detuvo su caminata y tomó la mano de Aldo.

— ¿Qué haces? — le pregunto y está le puso su pulsera

— Te la prestó — le sonrío y después siguió caminando hasta llegar a las demás

Aldo se quedó mirándola desde lejos, bajo su mirada y sonrío viendo la pulsera de Lupe que decoraba su muñeca.

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Esa misma tarde habían quedado en ir a pasear a lugares de Veracruz.

Lupe se acercó más a Aldo, donde ambos por ese momento estaban sin insultarse hasta que Patty le llamó a Aldo y esté se alejó por unos minutos de la otra chica.

— Hola Lupe, ¿Que tienes ganas de comer? — le pregunto Molly y ambas comenzaron a indagar qué restaurantes estaban abiertos

Hasta que Guadalupe miró como Patty y Aldo se abrazaban y esté se acercó de nuevo a ella sonriendo y con un collar igual como el de Patty.

— ¿Qué pasó mi Lupe?

— Nada — le sonrío pero esta fue forzada, la chica no sabía que estaba sintiendo en ese momento solamente volteo su mirada y se acercó con Molly

— Achinga, que pedo — escuchó que Aldo dijo pero esta solo lo ignoro.

Todos se fueron caminando hasta un restaurante, y al llegar tomaron asiento, Lupe se sentó cerca de la ventana y Aldo se sentó junto a ella y está solo lo miro con el rabillo del ojo y después se acomodó de nuevo en su silla para alejarse un poco.

— Lupe, no muerdo — le dijo y se acercó más a ella

— Aldo, déjala de molestar wey. Le caga tu presencia — le dijo Molly riéndose

— Ya déjalos Molly, es su manera de coquetear

Lupe miró a Capri y Aldo comenzó a reír.

— Wey que pedo, sacan puras mamadas ustedes

Lupe discretamente miró a Patty y notó que estaba callada y así fue como en ese momento ella sintió incomodidad.

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Después salieron del restaurante, Aldo y Lupe se fueron por un camino distinto para irse al hotel pero ninguno de los dos hablaba.

Aldo carraspeo— ¿Por qué está tan callada?

— Estoy cansada solamente — le dijo y esté asintió

— ¿Irás con nosotros a la ciudad de México?

— No. Quiero regresar a mi casa, tengo una visita y pues no podre ir

— Pero… — la miró y se detuvo frente a ella para dejar que caminara— Lupe ¿que tienes? Siempre andas chingando y de un momento a otro te apagaste

Lupe lo miró a los ojos, después su mirada se dirigió al collar que Aldo traía y sus ojos vieron hacia otro lado.

— Solo estoy cansada, Aldo. Todo está bien

— Te voy a creer 

Y ambos siguieron caminando hasta llegar al hotel, cada uno se fue a su habitación, Lupe cerró la puerta y miró a la nada.

— ¿Por qué no noté que entre ella y Aldo pasaba algo? Que pendeja, estoy confundiendo la amabilidad.