6.Destinadas

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"Eran amantes eternos, buscarse y encontrarse una y otra vez, era su karma."

Lisa y Rosé caminaban por las calles de Nueva York, Lisa iba moviendo a Rosé para evitar la empujarán o caminara cercas de algún ebrio buscapleitos.
Cuando llegaron a la galería parecía un museo o una galería de arte, hermosas fotografías, algunas acompañadas de algún sticker señalando que ya estaban vendidos.

-Lisa, esto es, hermoso.-Dijo la rubia admirando cada fotografía.

-Gracias, ven, esta es mi galería personal.-Lisa tomó a Rosé de la mano y la llevó a las fotografías, eran igual de hermosas, aunque era claro que no eran profesionales como el resto de la galería.

-Lili.-Rosé derramó unas lágrimas al recordar esa fotografía, era ella de quince años, vio su rostro, era tan diferente.

-¿Que? ¿Te gusta? Es mi amiga de Nueva Zelanda, era de australia, ¡oye igual que tú!-Dijo Lisa emocionada al ver la coincidencia.

-Lili.-la rubia la volvía a llamar, y Lisa enarcó sus cejas para ver a Rosé con la cabeza ladeada.
-Soy, esa rubia, soy yo, la tomaste en el funicular de Wellington, yo estaba llorando y te acercaste con un pañuelo.-Dijo Rosé, Lisa abrió los ojos grandes, Rosé no mentía era esa rubia, quizás por eso, cuando la conoció le pareció tan familiar.

-Vaya, entonces, nos conocemos desde los quince.

-No.-Rosé ahora sonreía más al reconocerse en otra de las fotos, era Rosé de cinco años junto a su amiga de tailandia.

-No Rosie, esa foto es de cuanto tenía cinco años.

-Era un parque en Tailandia, y apenas hablaba unas palabras en tailandés y aún así jugamos hasta que ya era tarde, y, tu padre, tu padre acababa de fallecer.-Lisa ahora derramaba sus lágrimas, Rosé, era Rosé la niña con la que se había deshagado, la pequeña que tenía cinco años y la consoló cuando estaba más triste.

-¿Eras tú? Mi amiga de Australia que me consoló cuando murió mi papi.-Lisa afirmaba y Rosé asentía emocionada.

-Y fuiste tú la que me apoyó y me dio consuelo cuando me rompieron por primera vez el corazón.-Rosé derramaba sus lágrimas, en esos momentos tan importantes para la otra, el destino les había permitido encontrarse, pero no presentarse.

-Y fuiste mi primera vez.-Dijo Lisa.

-Y tu la mía.-Rosé secó sus lágrimas y reía con la afirmación.

-Apuesto que fui la mejor.-Lisa lo decía como broma, era claro que no podía ser la mejor, la rubia lo había admitido, había durado apenas unos minutos.

-Pues, por extraño que suene, no fuiste la peor.

-Lalisa Manobal.-Dijo Lisa extendiendo su mano.
-Estuviste conmigo cuando falleció mi papá, y de hecho por ti, decidí viajar a Australia, quizás tenía suerte de volver a ver a mi amiga australiana, y fuiste mi primera vez.

-Roseanne Park.-La rubia extendió su mano también.
-Estuviste conmigo cuando rompieron mi corazón por primera vez y tenía poco en otro país, también fuiste mi primera vez.-Sonrío la rubia.

-¿Te puedo invitar por un café? ¿O una copa?-Pregunto Lisa.

-Tu y yo, y alcohol, no suena muy buena idea.

-Por favor, quiero, conocerte.-la manera en la que Lisa hablo le causo gracia a la rubia, cubrió su cuerpo con la gabardina, haciendo reír a Lisa.
-No Rosie, no necesitas cubrirte, para recordar tu cuerpo solo me basta cerrar los ojos.-Susurro Lisa provocando que la piel de Rosé se erizará.
-Anda, vamos, prometo no intentar, ni siquiera pensar en propasarme.-Lisa creía que la rubia tenía miedo de estar con ella, en realidad, tenía miedo de ella misma.

-Bien, pero iremos por mi auto antes.-Aviso Rosé.

-Es verdad, yo también tengo mi auto, pero lo he dejado aquí, me iré contigo, y te indicaré el camino.-Rosé enarcó una ceja al escuchar que de repente Lisa recordó que llevaba un auto
-¿Aún hablas tailandés?

-Lisa, tenía cinco años, apenas podía hablar mi lengua materna, y estoy segura que mi dominio del idioma no ha incrementado con estos años.-Lisa soltó una carcajada con el comentario de Rosé, ella sonrió tímida, ambas suspiraron cuando el silencio les llegó, se dirigieron la mirada, y ambas rieron, sabían lo que significaba ese suspiro en ambas, ambas estaban pensando en las coincidencias de la vida, el destino, y como sus vidas se habían cruzado.

-Este es.-Lisa vio el hermoso Mercedes clase G, era casi igual al suyo, solo por la diferencia de color, el suyo en negro con interiores personalizados en negro y amarillo, y el de Rosé era blanco.

-Lindo.-Lisa se subió del lado del copiloto y le fue indicando por dónde ir, ambas sonreían y reían de chistes y situaciones que habían vivido a lo largo de los años, cuando llegaron, Rosé no se sorprendió de ver el lujoso edificio en que vivía Lisa, apanas a unas cuadras de la elegante galería, entraron al aparcamiento subterráneo.
-Te puedes estacionar aquí si quieres.-Señalo Lisa, un cajón vacío a lado de su auto, ambas suben al piso de Lisa, y Rosé de inmediato nota todo lo parecido que era su galería y su casa, se sorprendió al ver las mismas fotos que tenía en su galería privada y en su casa.
-Si, son las mismas.

-¿Como?-Pregunto la rubia.

-Estudie fotografía Rosie, a esto me dedico.
-Ven.-Lisa la tomó de la muñeca, y la llevó a la sala y la sentó en el sofá.
-Ya vuelvo.-Lisa se retiro y volvió con dos copas y un vi no, buscó una tablet con la que bajo las cortinas y luego puso musica soul, ambas platicaban como si se conocieran de toda la vida, ni siquiera notaron que la luz del día había vuelto solo porque el despertador de Lisa comenzó a sonar.

-¿Que hora es?-pregunto Rosé.

-Las siete, de la mañana.-Rosé abrió grande los ojos sorprendida por la hora.

-Me tengo que ir, esto fue, fantástico.-Dijo Rosé, Lisa asintió y la acompañó a la puerta, ambas parecían adolescentes sin saber como despedirse.

-¿Te puedo invitar a cenar?-Pregunto Lisa jugando con la puerta.

-¿Hoy?

-Si, si puedes, estaría genial.

-Si, está bien, hasta la noche.-Rosé que se iba a ir; fue detenida por Lisa, la tomó del brazo y tomó los labios de la rubia, había querido hacerlo toda la noche, su sorpresa fue que Rosé la empujó de vuelta al interior del departamento.

Destinadas chaelisa (gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora