VIII Café

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Narrador omnisciente—No somos novios —aclaró el rubio, algo indignado

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Narrador omnisciente
—No somos novios —aclaró el rubio, algo indignado.

—Oh, ¿ahora vas a negar nuestro amor? Por favor, que la prensa no te escuche —el alarde en su voz era demasiado, incluso para alguien con la infinita paciencia de mil soles.

—Créeme que no me querrías tener de novio.

Ambos gruñeron, aunque uno con fastidio y el otro con picardía. Era normal que el egocéntrico, orgulloso y juguetón actor fuera fan de tentar a su suerte cuando del cantante se trataba.

—Si fueras mi novio de verdad, pondría veneno en tu café.

—Ja, si fueras mi novio, créeme que lo bebería —respondió el rubio con clara ironía.

El rubio, quien había estado mirando sus manos sujetas por las ajenas sobre el tablero todo ese tiempo, decidió girar levemente su rostro para toparse con aquellos ojos verdes que lo miraban juguetonamente.

Schön, eres un verdadero problema desde que apareciste —gruñó con frustración el castaño, alejándose del compositor y apoyándose sin cuidado en la pared soltando a su vez aquellas tersas muñecas.

—Si tu objetivo era seducirme con tus amenazas, Crouch, tienes que trabajar en ello, cariño. Pero, ¿quién sabe? Tal vez podrías hacer algo productivo por tu vida y abrir un nuevo negocio... uno que se llame: Café con un toque mortal. ¿No crees? Tienes que explotar tus habilidades —rió con burla, pues era su turno de vengarse de las provocaciones del mayor, quien siguió implacable, recargando su espalda en aquella sólida superficie, con sus brazos entrecruzados sobre su pecho y la mirada en el techo en un porte egocéntrico.

—Sabes, cuando toda esta farsa de ser novios salga a la luz, me encargaré de llenarte toda tu agenda de sesiones de fotos interminables y entrevistas sobre nuestra relación... seguramente después de esto solo te conocerán como "El novio de Bartemius Crouch Jr." —el rostro de Peter se tiñó de rojo, furioso por ese comentario. Él no era "el hermano de", ni "el amigo de", mucho menos "el novio de". Había logrado su fama a base de esfuerzo, ganas y coraje.

—Oh Barty, convertirte en mi novio sabes que es el mejor truco de marketing para ti, pues mi fama es difícil de seguir, incluso para ti sería algo casi imposible, corazón —cuando el rubio se puso de pie, sacó al castaño de su burbuja dramática que había creado él solito.

—De hecho, eres tú quien necesita esto —la voz de Barty se volvió seria de repente, causándole mucha intriga al de ojos azules—. La gente quiere que una relación tuya funcione, así que tu equipo de marketing propuso esto —suspiró, dejando por fin de inundar la habitación con el pesado ambiente que había entre los dos.

—¿Qué mierda quieres decir? —cuestionó el rubio con duda.

—Que te ven como el malo en todas tus relaciones. La gente cree que tú fuiste el problema —explicó, dejando de recargarse en la pared por completo—. Sabemos que no fue así, pero tus ex-novios están diciendo pestes de ti. Pensé que ya sabías —levantó levemente sus hombros.

Don't leave me alone ||BarterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora