XI Nonsense

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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente

Habían pasado varios meses desde aquella entrevista donde el mundo conoció oficialmente la relación que tenía. Aunque para todos parecía una historia auténtica, en realidad, tras bambalinas, seguía siendo un acuerdo incómodo y frío. Durante ese tiempo, la película en la que Barty había trabajado junto a Pandora y Regulus había salido en los cines, y las canciones que Peter compuso para la banda sonora se convirtieron en un éxito absoluto. Los críticos destacaban la sensibilidad de las letras, y los fans comentaban constantemente sobre la profunda conexión entre la música y la trama de la película.

Sin embargo, este éxito también tenía un costo emocional. Cada gala, cada alfombra roja, se volvía un escenario donde ambos debían compartir el foco. Mantener la distancia profesional era esencial, pero las emociones que habían estado enterrando comenzaban a agitarse bajo la superficie. El rubio lo sentía con cada mirada furtiva, cada roce accidental que enviaba corrientes eléctricas por su piel. Desde aquella noche en la mansión del actor, donde, bajo los efectos del alcohol, ambos se habían permitido un instante de cercanía peligrosa, algo había cambiado.

Las miradas que compartían en público, aunque neutras y calculadas, estaban cargadas de una tensión innegable. Por dentro, el merodeador luchaba contra el deseo de revivir aquel beso, aquel contacto intenso que había despertado algo en él que no sabía cómo manejar. Pero nunca lo admitiría en voz alta. No quería darle ese poder al castaño, ni siquiera a sí mismo.

Por su parte, Barty no podía dejar de pensar en la sensación de la piel cálida del de pecas bajo sus labios. Aunque fingía indiferencia, la verdad era que recordaba con demasiada claridad cada beso que había dejado en su cuello, cada marca que, para su sorpresa, Peter había cubierto al día siguiente.

Esas marcas, invisibles para todos, eran ahora un recordatorio constante de un deseo latente. Aunque el cantante había decidido ocultarlas por temor a las preguntas de Lily o de cualquier otra persona, sabía en el fondo que no podía borrar lo que había sucedido, lo que ambos habían compartido en un momento de vulnerabilidad. Pero, ¿hasta cuándo podrían seguir ignorando lo que estaba ahí, latiendo entre ellos?

La relación, aunque falsa en el papel, comenzaba a volverse mucho más compleja.

—Peter... —La suave pero firme voz de Lily lo despertó. Tenía la cara apoyada en una pila de hojas arrugadas, las letras desordenadas y tachadas esparcidas por la mesa. Había pasado la noche escribiendo, sin lograr avanzar demasiado en su nuevo álbum.

—Buenos días, Lily... —murmuró, levantándose lentamente, con los ojos aún pesados. Se frotó las sienes mientras observaba el desastre que había dejado la noche anterior. Los ángulos de sus pensamientos eran confusos y la música, que solía ser su refugio, ahora se sentía como un laberinto del que no podía salir.

Lily lo observaba con una mezcla de preocupación y paciencia. —Te quedaste dormido sobre el trabajo otra vez, Peter. ¿Cuántas noches seguidas llevas así?

Don't leave me alone ||BarterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora