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Sungho y Woonhak se encontraban de nuevo en su casa y, como siempre, insistían en salír

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Sungho y Woonhak se encontraban de nuevo en su casa y, como siempre, insistían en salír.

— Por favor, Sanie. — rogó el más pequeño. — El lugar tiene promoción, va a haber Karaoke, espectáculos, de todo. Es una oportunidad única, tienes que venir.

— No lo sé, Woon-agi — pensó Taesan, ya no se encontraba tan deprimido como días anteriores. No sabía el porqué.

— Esta vez no te puedes negar. — declaró Sungho. — Yo mismo te obligare a ir, no acepto un no como respuesta, Han Dongmin.

— Joder, pareces mi mamá. — se quejó. — Ya, está bien, iré. — sus amigos se abrazaron y celebraron dando vueltas, algo que lo hizo reír. — ¿Donde queda ese bar? o lo que sea que sea.

— Al otro lado del puente Jamsu. — respondió Woonhak, después de dejar de dar vueltas.

¿Al otro lado del puente? se preguntó a si mismo, esa dirección le sonaba, aunque no le dió mucha cabeza.

Esa noche Taesan se puso su mejor outfit. Podía estar deprimido, pero jamás mal vestido.

Sus amigo vendrían por él y llegarían al lugar en Uber. Ambos se notaban emocionados hasta los poros, mientras él solo veía por la ventana. Odiaba sentirse así, sentía que no podía disfrutar nada por culpa de ese estúpido vacío interno que sentía, como si hubieran apagado cualquier emoción menos la de tristeza, esperaba poder olvidarse de todo esa noche.

Cuando llegaron, se notaba que era un lugar popular. La música alta se oía hasta afuera y dentro retumbaba tanto los oídos que ni siquiera podía escuchar sus pensamientos. Le molestaban los lugares así, pero todo sea por sus amigos.

— ¡Deberíamos ir a bailar! — gritó Woonhak para lograr ser escuchado. Sungho asintió y ambos lo miraron.

Taesan había aceptado ir un rato a la pista de baile, se notaba que eran pésimos haciéndolo. Sus amigos bailaban con movimientos extraños que lo hacían reír y, de vez en cuando, bailaban con alguna chica que se les acercaba. Al pelinegro se le habían acercado varias, a las cuales había rechazado con mucha pena, y éstas lo miraban mal y con el ceño fruncido.

Sus amigos después de un rato se perdieron en la pista, por lo que Taesan decidió sentarse en la barra a descansar, aunque la música aún le daba dolor de cabeza.

— ¡Oye, Riwoo! — llamó Jaehyun a su amigo, el cual volteó tan rápido como pudo. — Por favor lleva estas bebidas a la mesa de allá. — señaló el lugar y el rubio salió con la bandeja de bebidas.

A Jaehyun le tocaba atender la barra esa noche, era muy cansado. Más porque esa noche había promoción y habían abierto un karaoke para más entretenimiento. El lugar era una locura repleto de jóvenes, aunque no menores de 18.

Paseó su vista por la barra, hasta que notó una cara muy conocida, es más, no se olvidaría de esa cara. Se acercó rápidamente al lugar donde el chico estaba sentado.

— ¡Hey! — saludó con entusiasmo, el chico levantó la vista y cuando lo reconoció, sonrió. — No esperaba verte aquí, ¿Cómo estás?

— Hola, vine con mis amigos. — respondió, apuntando con su pulgar a cualquier sitio de la pista. — Estaban muy emocionados por venir, así que los acompañe.

— Genial. — dijo con una sonrisa. — Casi todo Seúl está aquí ésta noche, por la promoción y el lugar de karaoke, es una locura.

— Estoy de acuerdo, casi no entra la gente. — ambos rieron ante aquella broma. — Oye, ese día, cuando nos encontramos en el puente, no te dije mi nombre. Soy Taesan.

— Oh, cierto, ni siquiera se me pasó por la mente. — Jaehyun desvió la mirada, recordando ese día. — Yo soy Jaehyun, un gusto.

Los chicos se dieron la mano, ahora si presentándose bien. Mientras hablaban, Jaehyun tenía que antender otras personas, por lo que su conversación se intercalaba entre el tema y los tragos que le pedían al pelinegro.

— Oh. — Jaehyun hizó un gesto de sorpresa, mirando a Taesan.

— ¿Qué pasa?

— Recordé que dije que sí venías al bar de invitaría un trago. — la sonrisa del más bajo se ensanchó.

— No es necesario, pagaré por ella, es tu trabajo. — Taesan insistió mientras el otro hacía aquel trago.

— No te preocupes, yo te invitó antes que alguien más lo haga. — lo miró con ojos decididos. Taesan se ponía un poco tímido con lo descarado que era el chico.

Luego de un rato, el trago estuvo frente a él — ¿Qué es?

— Es el mejor de la casa, todo el mundo lo pide. — explicó, colocando un limón en el borde del vaso de vidrio. — El mejor trago para un chico bonito.

El más alto bajó la mirada hacia el trago, con una sonrisa, y lo probó. Sus cejas pobladas se alzaron cuando sus papilas gustativas procesaron el trago, era una mezcla de sabores pero que se complementaban juntos.

— Está muy bueno. — dijo cuando terminó de tragar. — Ya entiendo porqué lo piden tanto.

— Así es. — sonrió con orgullo. — Lo mejor de hoy es que salgo temprano, podré disfrutar un poco de la fiesta. — miró su reloj de muñeca.

No era cierto que salía temprano, pero quería charlar más con aquél chico que de algún modo se robó su atención. Así que acudió a Riwoo.

— Oye, amigo. — lo llevó a un lugar más privado. — ¿Puedes cubrirme lo que resta de noche?

— ¿En serio? ¿Justo hoy Myung Jaehyun? — el rubio estaba indignado.

— Eh, recuerda que me lo debes. — le reprochó. — Además, ¿recuerdas el chico del que te hablé? — el chico asintió. — Está sentado ahí, no me puedes dejar morir.

Riwoo suspiró derrotado. — Bien, anda, conquistalo.

— Gracias, mi terroncito. — Jaehyun bromeó con su amigo, que solo lo miró atónito.

— Que asco, vete.

El más bajito se fue a hacer su trabajo mientras Jaehyun se quitaba el delantal y se arreglaba, no quería verse mal cuando Taesan se veía exageradamente bien.

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୨ৎ ⋆.˚ 𝗮𝗽𝗼𝗰𝗮𝗹𝘆𝗽𝘀𝗲 ─── 𝖽𝖽𝗂𝗇𝗀𝖽𝗈𝗇𝗀𝗓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora