୨ৎ 𝗮𝗽𝗼𝗰𝗮𝗹𝘆𝗽𝘀𝗲 ─── 𝖽𝖽𝗂𝗇𝗀𝖽𝗈𝗇𝗀𝗓

𝓕ive

— No puedo creer que nos dejaras en la fiesta por ir de cita con alguien. — habló Sungho.

Otra vez, como casi todos los días, sus dos mejores amigos estaban en su casa. Venían a reclamarle por el mensaje donde les dijo que se fue de la fiesta, no tuvo más opción que contarle el porqué y con quién se había ido.

— No fue una cita. — aclaró, poniendo los ojos en blanco.

— Salir a comer con alguien mientras preguntan cosas de su vida y que te lleve hasta tu casa. — ese era Woonhak, quién, como de costumbre, sacaba cosas de su refrigerador para comer. — No lo sé, a mi me suena a una cita.

— ¿Quién es? ¿Lo conoces? ¿Por qué no nos hablaste de él? ¿Cuantos años tiene? — Sungho lo bombardeó de preguntas.

Taesan no pudo más que contestar todo, no lo iban a dejar en paz. — Lo conocí hace unos días mientras visitaba el puente Jamsu como siempre. — sus amigos hicieron contacto visual. — Charlamos y nos caímos bien, me dijo que trabajaba en el lugar y que me invitaría un trago. No lo sé, creo que mi misma edad.

Sus amigos se miraban haciendo contacto visual a cada detalle que él decía, como si se comunicaran por telepatía. Para luego mirarlo sonriendo.

— No me miren así. — dijo antes que siquiera pudieran decir algo. — Saben que no tengo intenciones románticas con nadie. No me siento bien para eso.

— Ay, Sanie. — su pelinegro amigo se sentó a su lado derecho, mientras que Woonhak estaba en su lado izquierdo. — No puedes cerrarte a todo por lo que pasó. Tu vida tiene que seguir.

— Sungho tiene razón, amigo. — volteó a ver al castaño. — Date la oportunidad de conocer a alguien.

— ¿Y si todo se repite, qué? — habló en tono decepcionado. — Volveré a lo mismo.

— Si piensas así de negativo no podrás avanzar. — Sungho puso su mano en su hombro.

— Tal vez tienen razón. — lo miraron sonriendo. — No lo sé, he estado atrapado en lo que siento por él siempre, que no puedo solo decir adiós.

Sus amigos lo comprendieron y le dieron un abrazo reconfortante. Pensaba que en una parte tenía que hacerles caso