Can you Love me ? VegasPete

Parte lll

Red Velvet Cake

Pete yacía en el sofá, envuelto en mantas y cojines, con una mirada melancólica fija en la ventana.

Desde la cocina, Vegas lo observaba, cortando algunas verduras para el día siguiente. Necesitaba una buena razón para quedarse y hacer horas extras mientras Pete se recuperaba de su enfermedad.

Vegas era el pilar en el que Pete se apoyaba en estos momentos difíciles. Aún que no quisiera  reconocerlo Pete, ya que es testarudo al igual que él.

Con una voz suave pero cargada de preocupación, le preguntó:

—¿Hay algo que pueda hacer para que te sientas mejor, Pete?

Pete suspiró profundamente. —Solo desearía poder comer algo diferente. Estoy cansado de la sopa y las galletas saladas.

Vegas arqueó una ceja, sorprendido por la vulnerabilidad que mostraba Pete, algo poco común en él. Con una sonrisa triste, se le ocurrió una idea.

—¿Qué te parece una deliciosa torta Red Velvet?

Los ojos de Pete brillaron por un instante. —Eso suena maravilloso. Pero, ¿dónde podríamos conseguir una torta a estas horas?— pregunta negativamente.

Sin decir una palabra, Vegas se levantó de la cocina y se puso su chaqueta. —No te preocupes, cariño. Iré a buscar esa torta para ti.

Pete lo miró con curiosidad mientras dejaba pasar esa palabra melosa y veía  Vegas salía por la puerta.

¿Cuantos minutos habría transcurrido? No lo sabe. Pero pareciera que Vegas se materializará rápidamente en la sala.

Porque, regresó con una caja blanca en las manos y una sonrisa forzada en el rostro, tratando de ocultar la preocupación que lo invadía, al tener que verlo Pete con los ojos húmedos y ojeras tan profundas.

—Aquí traje la torta de red Velvet, para el chico bonito—exclamó Vegas, presentando la caja con orgullo. Quería animarlo.

Pete soltó una risita débil, conmovido por el gesto de Vegas.

—¿De verdad te tomaste la molestia de salir a buscarla a esta hora?

Vegas asintió, ocultando sus propios sentimientos detrás de una sonrisa burlona.

—Solo por ti, Pete. Además, noté lo mal que te sientes y pensé que merecías un momento especial. Aunque, con esos antojos, pareces una mujer embarazada.

Pete sonrió fingiendo con el orgullo herido, sabiendo que Vegas solo intentaba hacerle sentir mejor. Juntos compartieron la torta Red Velvet, encontrando un respiro en medio de la dura realidad que enfrentaban.

~•°•°•°•°•~

Después de terminar su torta favorita y disfrutar de ese momento con Vegas, Pete comenzó a sentirse cansado nuevamente.

A pesar de que quería que Vegas se marchara para poder llorar de impotencia a solas, lo acompañó a su habitación.

Vegas miró la hora; ya debería haber llegado el Dr. Porsche, su médico y amigo, para examinar a Pete y tomarle muestras de sangre.

Cuando el Dr. Porsche llegó, entró a la habitación dejando atrás su personalidad exuberante para adoptar una actitud profesional. Pidió estar a solas con Pete, así que Vegas salió de la habitación, dejando al médico con el enfermo.

La espera en la sala se sintió como una eternidad.

El miedo y la incertidumbre los mantenían en vilo.