Parte X Oh my God!

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La noche envolvía la cabaña como un manto oscuro, mientras el viento susurraba entre los árboles del bosque cercano.

Ellos vivieron allí durante meses, ocultándose la organización científica liderado por Dr Mile, que quería arrebatarles a Venecia. Ella era más que un bebé común; era el resultado de un milagro de ingeniería genética, un proyecto secreto para la organización.

Vegas encendió la camioneta y se adentró por el camino sinuoso que llevaba a la ciudad más cercana. Ajustó el cinturón de la camioneta y miró por última vez hacia la cabaña donde Pete sostenía a Venecia, su pequeña hija de apenas tres semanas, mientras los suministros se agotaban y la preocupación crecía.

La tensión lo acompañaba en cada curva, sabiendo que cada segundo que Venecia pasaba sin su protección aumentaba el riesgo de ser descubierta.

En la cabaña, Pete arrullaba a Venecia en sus brazos, tratando de calmarla con suavidad, la herida dolía pero debía soportarlo para cargar al bebé.

Sabía que Vegas se arriesgaba al ir a la ciudad, pero no tenían opción. Necesitaban comida, medicinas y suministros para al menos tres meses más si querían seguir escondidos.

En la ciudad, Vegas se movía con cautela entre las sombras, evitando las cámaras de seguridad y las patrullas de la organización. Su corazón latía con fuerza mientras recogía cada artículo en la lista de compras.

En el estacionamiento del supermercado, Vegas se encontró con una sorpresa inesperada: Pol y Arm, viejos amigos de Pete que también habían sido agentes de la misma unidad de Pete .

Reconociéndolo de inmediato, lo abordaron discretamente en un rincón apartado.

-Vegas, ¿qué estás haciendo aquí? -preguntó Pol en voz baja, con una mezcla de sorpresa y preocupación en su rostro.

-Tenemos problemas, Pol. Necesitamos suministros y no podemos arriesgarnos a que nos atrapen -respondió Vegas en un susurro tenso.

Pol asintió comprensivamente y se giró hacia Arm, quien sacó una pequeña maleta de su mochila, enseñándole un nuevo regalo para Vegas.

-Instalaré esto en la cabaña. Son cámaras de circuito cerrado y anti-hacking. Te ayudarán a mantener vigilado el perímetro y a detectar cualquier intrusión -explicó Arm con un tono serio pero determinado.

Vegas los miró con gratitud mientras guardaba el dispositivo con cuidado en su camioneta.

-Gracias, chicos. No sé cómo agradecérselo.

-Somos familia, Vegas. Siempre estaremos aquí para ayudar -respondió Pol con una sonrisa leve pero reconfortante.
- Además queremos conocer a Venecia.

- Así que Vegas, lidera el camino.- ánimo Pol.

Después de asegurarse de que no estaban siendo observados, Vegas completó las compras rápidamente resguardado por su amigos y regresaron a la camioneta, con la esperanza renovada pero consciente de que la amenaza seguía latente.

Mientras Vegas conducía de regreso a la cabaña, Pol y Arm intercambiaban miradas discretas en el asiento trasero de la camioneta. Las tensiones del pasado entre ellos y Vegas se habían desvanecido lentamente con el tiempo, pero aún recordaban las disputas y las diferencias que alguna vez los separaron.

Arm, con una sonrisa traviesa, rompió el silencio primero.

-Cuando Pete nos hablaba de tus diferencias, pensábamos que eras todo un imbécil con Pete, Vegas.

El ceño de Vegas se frunció ligeramente, curioso por el rumbo de la conversación.

-Pero ver cómo cuidas de Venecia y apoyas a Pete en estos momentos difíciles nos ha hecho reconsiderar -continuó Pol, mirando a Vegas a través del espejo retrovisor con una expresión seria pero amigable- No eres tan mierda.

Vegas se sintió incómodo ante la mención de sus conflictos pasados, pero también intrigado por la dirección que estaba tomando la conversación.

- Genial, luego de decirme que somos familia...- Bromeó Vegas.

- Bueno sólo queríamos aclararlo. Y que no pienses que somos hipocritas.

- Te tratamos mal en el pasado- reconoció Pol.

- Pero Encontrarte y todo lo que has hecho. Es como si estuvieras demostrando ser el tipo de persona en la que Pete puede confiar, incluso cuando las cosas se ponen difíciles -agregó Arm, con una mezcla de sorpresa y admiración en su voz.

Vegas se aclaró la garganta, intentando mantener la compostura mientras manejaba.

-Bueno, gracias. Las cosas han cambiado mucho desde entonces -respondió Vegas, tratando de no revelar demasiado de su propia sorpresa ante los comentarios de Pol y Arm.

Ya que está conversación, se las debia luego de rescatar a Pete de aquella base militar.

La camioneta continuó su camino por el bosque, aún con la compañía la preocupación latente en Vegas.

Mientras tanto, en la cabaña, Pete mecía suavemente a Venecia en sus brazos, ajeno a la conversación que había ocurrido en la camioneta. Para él, el apoyo de Vegas era la única constante en un mundo cada vez más incierto, y estaba agradecido por tenerlo a su lado en este viaje desafiante de la paternidad y la huida.

Cuando finalmente llegaron a la cabaña, Pete los recibió en su habitación con una sonrisa cansada pero genuina. Estaba aún en cama por la herida quirúrgica, está delgado y con ojeras por las noches sin dormir, pero sostenía a Venecia con una ternura que conmovió a Pol y Arm profundamente. Era la primera vez que veían a la pequeña Venecia en persona
Contar con apoyo de sus amigos, se sentían un poco más preparados para lo que vendría a continuación en su lucha por mantener a salvo a Venecia y mantenerse un paso adelante de aquellos que los perseguían. Se ofrecieron a instalar la nuevas camaras de seguridad. Con las nuevas medidas de seguridad instaladas, la cabaña estaría más protegida

-Wow, Pete, es increíble verla. Es tan pequeña y hermosa -comentó Pol con voz suave, acercándose para ver de cerca a la bebé.

-Sí, es todo un milagro, ¿verdad? -respondió Pete con una mezcla de orgullo y cansancio en su voz.

Arm, quien tenía conocimientos sobre cuidado infantil, se acercó y observó detenidamente a Venecia en brazos de Pete.

-Vegas, debes recordar que el apoyo emocional en Pete es importante. Asegúrate que descanse lo suficiente. La conexión es vital, especialmente en los primeros meses. He visto muchos casos de depresión postparto. No lo dejes solo -aconsejó Arm con seriedad, recordando su experiencia en el campo.

Vegas asintió, agradecido por el consejo sincero.

-Gracias, Arm. Lo tendré en cuenta. Estoy haciendo todo lo que puedo por ellos -respondió Vegas con determinación en su voz.

Pol, aunque menos experimentado en cuidado infantil, estaba ansioso por participar y poder cargar a Venecia. Extendió los brazos tímidamente hacia la bebé, mientras Arm le daba algunos consejos para sostenerla correctamente y aliviar los cólicos a Vegas.

-Así, Pol, sostén su cabecita suavemente y acuéstala así en tu brazo. Es una posición que les gusta a muchos bebés para aliviar los cólicos -explicaba Arm mientras Pol seguía sus indicaciones con cuidado y atención como ejemplo para los presentes.

Venecia, ajena a las preocupaciones de los adultos, se movió ligeramente en los brazos de Pol y emitió un pequeño suspiro, como si se sintiera cómoda y segura.

-¿Ves, Pol? Parece que te has ganado su aprobación -bromeó Arm con una sonrisa.

Pol sonrió con ternura, completamente encantado por la pequeña Venecia.

-Es increíble. Nunca pensé que me sentiría tan conectado con un bebé tan pequeño -comentó Pol con asombro.

En ese momento, la cabaña se llenó de una atmósfera cálida y familiar, donde las risas y los susurros suaves acompañaban a la pequeña Venecia en su primer encuentro con Pol y Arm. Para Pete, ver a sus amigos unirse a su lado en el cuidado y la protección de su hija significaba más de lo que las palabras podían expresar.

Sin embargo, sabían que tarde o temprano tendrían que enfrentarse directamente a la organización para garantizar la seguridad de Venecia y el futuro de su familia.

Fin

Basado en la canción de Sevdaliza Oh my God

Can you Love me ?  VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora