Parte VIII

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Starvation

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Starvation

"Pete se endureció ante la tortura, se acostumbró al dolor. Lo soportaba con firmeza.

Fue arrastrado de vuelta al lugar del que había escapado, sujetado fuertemente por los brazos. En esa habitación, sólo se escuchaban voces.

Quejas, advertencias y la amenaza latente de ser encerrado en una celda sin ventanas, solo oscuridad. Pero era impensable; no podían arriesgar al feto, el experimento más preciado de aquel complejo militar.

La Dra. Yung, a cargo del caso, optó por ceder. Administraron un sedante no teratógeno y con cautela una hormona llamada progesterona. Siguiendo el protocolo, procedieron con un ultrasonido.

-Hay un pequeño desprendimiento del 10% -informó la doctora mientras deslizaba el transductor sobre el abdomen de Pete.

El latido del corazón fetal resonó en la sala, un eco que quizás perduraría en la mente o en los sueños de Pete.

-Es crucial evitarle estrés si queremos que la gestación siga su curso -aseguró el médico militar de turno, mientras informaba al responsable del experimento por teléfono.

Al recibir la noticia, Mile, con rostro serio y molestia evidente, ordenó la destitución de los guardias por su incompetencia.

Pete fue trasladado a otra habitación, aún inconsciente pero con signos vitales estables y un monitoreo fetal normal. Esta nueva sala, a diferencia de la anterior, tenía una ventana que dejaba entrar mucha luz, un pequeño velador y un televisor en la pared.

-Lleva 11 semanas y 4 días. Solo presenta un pequeño desprendimiento del 10%.

-Doctora, ¿"solo" un 10% le parece poco?

-No, doctor.

-La próxima vez que minimice un riesgo, le sugiero que recoja sus cosas y se retire.

La doctora bajó la cabeza avergonzada.

-Necesito que cuide bien del paciente y del feto.

Observó con atención el monitor fetal, asegurándose de que el bebé estuviera bien.

El médico a cargo del experimento se acercó a la doctora y le susurró al oído: "No podemos permitir que nada le suceda al feto. Este experimento es nuestra última esperanza". La doctora asintió, comprendiendo la importancia de mantener a salvo tanto a Pete como al feto.

Con cada día que pasaba, la preocupación y la tensión en la sala aumentaban. El monitoreo fetal era constante y cualquier cambio en los signos vitales de Pete o del bebé generaba alarma. La doctora seguía al pie de la letra las instrucciones del médico a cargo, sin importar lo difícil que fuera la tarea.

Los días se volvieron semanas y las semanas se convirtieron en meses. El pequeño desprendimiento se mantuvo estable, ni empeorando ni mejorando. La incertidumbre pesaba sobre la doctora; cada latido del bebé le apretaba el corazón. Sabía que el destino del feto dependía de su habilidad para cuidar de Pete y asegurarse de que todo saliera bien.

A medida que el tiempo avanzaba, el equipo médico se volvía más unido. Compartían sus preocupaciones y miedos, encontrando apoyo mutuo en medio de la adversidad. A pesar de las dificultades, todos estaban decididos a proteger la vida de Pete y del bebé en su interior.

💙🖤

Mientras tanto, Vegas reunía información sobre el probable paradero de Pete.

El Dr. Porsche le proporcionó la ubicación del campo militar donde probablemente retuvieran a Pete, el único lugar con equipos médicos de última generación. Dado el carácter clasificado del caso de Pete, era casi seguro que el Dr. Mile optaría por un lugar así, a menos que hubiera recurrido a un hospital privado con el mismo propósito.

Como agente de las fuerzas especiales, Vegas estaba en la base de operaciones, revisando meticulosamente los informes sobre la base militar oculta en la selva de Tailandia. Consciente de los riesgos, estaba decidida a rescatar a Pete del Dr. Mile.

El sol ardiente de la mañana se filtraba entre las hojas de los altos árboles mientras Vegas se preparaba. Su equipo, Pol y Arm, con sus habilidades de combate afiladas como nunca, estaban listos para la misión. Sabían que no podían permitirse errores en una operación tan crucial para salvar a su amigo y camarada.

Adentrándose en la selva, Vegas sintió la humedad del aire y escuchó los sonidos de la naturaleza a su alrededor. Los ruidos de los animales se mezclaban con su determinación.

Después de horas de avance sigiloso, alcanzó la base militar. Aunque camuflada entre la densa vegetación, eso no fue obstáculo. Con habilidades de infiltración, se deslizó sin ser detectada por los guardias.

Dentro de la base, enfrentó múltiples desafíos: cámaras de seguridad, sistemas de seguridad avanzados y guardias entrenados. Pero nada de eso pudo detenerla. Con precisión y agilidad, superó cada obstáculo, neutralizando a los enemigos sin piedad pero sin dejar rastro.

Finalmente, encontró la sala donde Pete estaba cautivo. Lo vio allí, atado a la camilla, sus ojos reflejando miedo y desesperación.

Pero Vegas no dudó ni un segundo. Liberó a Pete y juntos iniciaron su escape.

Sin embargo, la salida fue una lucha. El Dr. Mile y su equipo científico se percataron de la intrusión y los persiguieron. Corrieron por los pasillos, enfrentando a los enemigos con disparos certeros.

Finalmente, lograron salir de la base militar y se adentraron nuevamente en la selva. A medida que se alejaban, los sonidos de las explosiones y los disparos se desvanecían. Estaban a salvo, al menos por ahora.

Vegas miró a Pete, su rostro reflejando alivio y gratitud. A pesar de los peligros enfrentados, sabían que su determinación y valentía habían valido la pena."


Continuará

Can you Love me ?  VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora