Parte IV

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Sunburning from the sun

Vegas se encontraba ansioso en la calle. Había pasado la mañana en tensas reuniones con el oficial y el Departamento de Seguridad de la Empresa, tratando de lidiar con asuntos que podrían afectar profundamente el futuro de su investigación. Sin embargo, todo lo que deseaba en ese momento era llegar al condominio de Pete, donde esperaba encontrar algo de paz en medio del caos que rodeaba su vida profesional.

Pero había algo más en su mente, algo que lo inquietaba aún más que los problemas en la empresa. Y como si el destino hubiera decidido intervenir en su día tumultuoso, su teléfono sonó con una llamada entrante de Porsche, uno de los colaboradores más confiables en el laboratorio.

- ¿Sabes qué sucede cuando los niveles de la Hormona Coriónica Humana están elevados? -preguntó Porsche en tono enigmático.

- No me hagas perder el tiempo, Porsche. Ve al grano -respondió Vegas, sintiendo la impaciencia crecer dentro de él.

- Bueno, Vegas, felicidades. Tu novio está embarazado -anunció Porsche con una naturalidad que desconcertó a Vegas, quien creyó que se trataba de una broma de mal gusto.

- Podrías dejar de hacer bromas por una vez en tu vida. Esto es importante. ¿Qué dice el diagnóstico de las pruebas? -replicó Vegas, exasperado ante la supuesta ligereza de Porsche.

- Ya te lo dije, está embarazado, preñado, y estoy seguro de que tú ya lo sabías. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde su antepenúltima misión en la que no salió ileso? -respondió Porsche, persistiendo en su tono profesional.

- Hace tres meses -contestó Vegas, sintiendo cómo el peso de la sorprendente noticia comenzaba a asentarse en su mente.

- Bueno, sé que tú y Pete estuvieron saliendo, y que no acabaron en buenos términos, pero necesito que lo cuides más. Si no me crees, llévalo a mi departamento esta tarde y le haré un ultrasonido. Pero para estar seguros, cuida de Pete. Podría ser que esto haya sido planeado por cierta persona. Sabes que esto podría ser de interés para el Comité Científico de Genética -advirtió Porsche, dejando claro que esta situación era más seria de lo que Vegas había anticipado.

- De acuerdo -respondió Vegas, asimilando lentamente la magnitud de lo que implicaba esta revelación.

- Bien, hasta pronto. No lo olvides, a las 16:00 horas -concluyó Porsche antes de finalizar la llamada.

Con el teléfono aún en la mano, Vegas miró al horizonte, donde las nubes parecían tejer historias de cambio y renovación. La vida, con su inesperada complejidad, le había lanzado un desafío que no podía ignorar. Respiró profundamente y se dispuso a caminar hacia el destino que le aguardaba, con la determinación de proteger y cuidar a Pete, sin importar los obstáculos que se interpusieran en su camino.


*•°•°•°*

N

o perdió más tiempo en divagaciones y se dispuso a entrar al departamento de Pete, pero de inmediato notó que algo no estaba bien.

Observó detenidamente la sala, que parecía haber sido escenario de un altercado reciente. Los muebles estaban volcados, objetos rotos y esparcidos por el suelo. La tensión en el ambiente era palpable.

"Pete, ¿estás aquí? ¿Dónde estás?" preguntó con voz firme, pero el silencio que siguió lo inquietó aún más. Decidió dirigirse a la habitación de Pete, donde la escena era aún más desoladora. Signos evidentes de una lucha se hacían visibles: marcas en las paredes, más muebles volteados y un rastro de sangre en el suelo.

Can you Love me ?  VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora