7-Culpa

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El viento helado cortaba mi piel, a cada minuto que pasaba el frío se intensificaba, mis huesos dolían, ví como poco a poco caían pequeños copos de nieve que se desacian al tocar mi piel, empezó a nevar.

Mis pulmones ardían pero no quería parar, me concentraba en el dolor que mi cuerpo sentía, para distraer a mi corazón y mente del agujero sin fondo donde me estaba callendo, sentía que si dejaba de correr me alcanzarían los recuerdos que hace tantos años había sepultado y guardado bajo llave, pero estaban resurgiendo de nuevo, por su culpa.

Por culpa de Román, el me provoco esto.

Era su culpa, que recordara la horrible muerte de mi madre, cuando yo solo quería conservar los bellos momentos que pase a su lado
Era su culpa que recordara la sensación del cuerpo de Tomi sin vida entre mis manos, cuando yo solo quería quedarme con sus sonrisas y cosquillas que me hacía antes de dormir.
No quería recordar el infierno que pase en el reformatorio, las burlas, lor gritos los golpes, las humillaciones,no quería volver a hundirme en el pozo sin fondo del que tanto trabajo me habia costado salir.

Vi una estación de policía a lo lejos, me detuve en seco, quería correr y pedir ayuda para que arrestaran a ese monstruo pero, ahora yo también era uno, y si iba, sabía que no harian nada, me quedé parado mucho tiempo pensando, la nieve se estaba juntando en mis hombros y cabeza.

El doctor Oliver, me dijo que la policía estaba corrupta, aunque pusiera una denuncia no arian absolutamente nada, era más probable que me metieran a mi a la cárcel que a él, tenía mi camisa manchada de sangre, ya debían haber descubierto el cuerpo si vida del hombre en el acensor, solo era cuestión de tiempo para que me atraparán.

Si iba y contaba mi verdad, no me escucharían, no me creerian, no tenía pruebas de mi secuestro solo un brazo roto y las marcas de sus manos mi cuello, lleve mi mano para tocarlas, las había borrado al rasgar mi garganta con mis uñas, ahora solo tenía las lesiones que yo mismo me había provocando,
no tenía nada, más que un expediente con dos acusaciones de asesinato en mi contra, y cuando vieran la sangre que me menchaba, del hombre que acababa de matar apenas escasas horas, me llevarían a una prisión preventiva, no iba a regresar al aislamiento, no volvería a ser encadenado.

Nadie podía ayudarme, exepto yo mismo.

Una idea cruzo mi mente.

Si quieres que las cosas salgan bien, las tienes que hacer tu mismo.

Gire sobre mis talones del lado contrario a la estación de policía, iba a tomar la justicia con mis propias manos, camine despacio, ya no iba a escapar de él, estaba cansado de huir, toda mi vida lo había hecho, era momento de enfrentar a mis demonios no importa cuanto temor me causarán, iniciando por el más peligroso ,Román, no iba a tener la necesidad de buscarlo para hacerlo pagar el vendría a mi, me dijo que siempre estaría observando, aunque yo no me diera cuenta, eso esperaba.

Me tomo 2h caminando en el frío y la obscuridad de la noche llegar a mi pequeño departamento en la planta alta de un edificio, el correo estaba atascado de cartas, tome una, era un aviso, advirtiendo mi desalojo si no pagaba el último mes de renta atrasado, tome otra, era una carta de despido de la cafetería donde trabaja por no presentarme en varios días.

Un mes, estuve un mes atrapado con Román, creí que había pasado menos tiempo en su sótano, ahora todo estaba borroso, las noches en la oscuridad sin saber cuánto tiempo había pasado, los días en lo que venía a verme preguntado una y otra vez

-¿Me amas corderito?- no, no lo hacía imbécil

Tire la carta a un lado con rabia, saque la llave de respuesto que tenía escondida bajo la alfombra que decía.

Con Sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora