Quiebra Mentes

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La semana pasó y Shikamaru empezó las clases con todos nosotros, sorpresivamente no le iba mal, al contrario, era un bailador anticuado adecuado a los bailes más tradicionales, lejos de los bailes civiles que eran mucho más desenfadados y ligeros pero aún tenía esperanzas de adecuarse, el muchacho aún era un novato en el Ambu, podría ser un genio y un prodigio, pero no lo era en todas las áreas, las clases de los miércoles sin dudas lo mortificaban porque sentía la misma vergüenza que sentimos todos al principio en actuación, engaño y ni hablar de tácticas de seducción, pero era entendible pobre muchacho, todos estuvimos en su lugar y lo entendíamos totalmente.

Ya pasada la tercera semana ya había tenido tres misiones de acompañante para vigilar al efectivo que sería el sebo, las dos primeras fueron excelentes, El joven Nara llegó a casa confiado y con labial en la camisa y se notaba a leguas que no se sentía ni culpable ni mal, al contrario parecía bastante conforme, el primer problema se presentó la noche del jueves de la tercera semana, el jueves por la tarde se le encargó ir a una misión de acompañante, el adolescente recién ingresado llegó a las nueve de la noche, cinco horas después de iniciada.

Supe enseguida que algo había ido mal cuando abrió la puerta, en vez de su clásico pasó arrastrado, lo que escuché fue una carrerilla al baño y arcada tras arcada, de pie tras su puerta creí escuchar hasta ahogados sollozos, media hora después salió del baño y me encontró parada en el marco de la puerta de su habitación con un vaso de agua en la mano, finalmente tenía el rostro como el de nosotros, los ojos del muchacho habían cambiado y una tonalidad verdosa enferma le adornaba el rostro apático, ni falta hacía que preguntara , esos ojos eran los de un humano que había sido testigo de lo peor de nuestra especie.

Con el alma pesada fue despacio y se sentó en la cama, hundiéndose en ella, sus hombros normalmente cuadrados se hundían en pena, derrotado, quebrado, no hacía falta que dijera nada, entré en la habitación y me quedé sentada junto a él, no hacía falta decir nada cuando los suspiros acongojados de mi compañero llenaban la habitación.

Hicieron falta tres horas de silencio acompañado para que finalmente el muchacho cayera dormido, en cuanto el sueño lo venció fui a mi habitación a preparar el elixir de Dormir sin Sueños, rogaba no tener que usarlo pero lo más probable es que pronto mi compañero despertara asustado o alterado como comúnmente nos pasa a nosotros en misiones difíciles.

Ese día me quedé despierta a sabiendas de que en cualquier momento Shikamaru despertaría, aproveché y dejé precocinado el almuerzo del día siguiente, y como dije dos horas después de dormirse un grito ahogado en llanto sonó rompiendo el silencio de la noche.

Ya preparada caminé hasta la habitación y encontré al muchacho mortificado sentado en la cama, de nuevo ese color verdoso pálido predominaba y se acentuaba en su rostro bajo las luces blancas del cuarto, la respiración irregular se le escapaba de entre sus manos que firmemente tapaban su cara queriendo borrar de sus retinas lo que fuere que haya visto.

— Oye...Nara, ten...es un calmante, te ayudará a dormir sin recordar...—para ese entonces ya eran las tres de la madrugada, y sin realmente dirigirme la mirada se tomó sin pensar mucho el suero, — me quedaré aquí hasta que te duermas de nuevo... —

— Gracias...—

— No hay problema, todos hemos estado en tu situación antes ...no te aflijas, entre nosotros no nos abandonamos...— la mirada enferma de Shikamaru trataba de descifrar si le mentía, trataba con la poca lucidez que aún le quedaba de entrar en mi cabeza y confirmar que lo entendía realmente, y aunque pareciera un aliento vacío no le estaba mintiendo, después de todo el AMBU era la organización que se encargaba de lo que nadie quería encargarse, éramos nosotros los que nos ensuciábamos las manos en nombre de las naciones y del pueblo,

Un Hogar Al Cual Volver-  Shikamaru Nara x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora