6. Sumergido

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Los miedos de unos, son las valentías de otros.

—¿Azul? —pregunto sin comprender muy bien la razón de tal color.

—Sí, azul. Azul como el azul del mar;mi color favorito.

—¿Y yo qué tengo que ver con tu color favorito?

Owen hace un gesto de dolor tocándose el pecho.

—Eso me ha dolido.

—No, o sea, dijiste que cuando me viste cambió a azul tu día.

—Significa que convertiste mi día en mi color favorito, con sólo aparecer frente a mí.

Entrecierro mis ojos incrédula

—Caquisvano. —Le pego en el brazo.

—Corrigo: Poeta. Hay diferencias.

—Po-e-ta. Claro, se me olvidaba. —Ruedo los ojos.

Ambos nos reímos. Vemos entrar a Alejandra y su primo Horacio.

—Aquí estabas — dice Alejandra con desdén.

—Hora de cantar, hermano.

La decena de personas va llegando, un señor lidera la fila con un pastel en la mano. Owen y yo nos levantamos.

—¡Feliz, Feliz cumpleaños! Feliz, feliz cumpleaños! ¡ Feliz cumpleaños bebés! —canturrea el señor.

—Por Dios, papá, no nos digas así —se queja Alejandra.

El unísono de carcajadas se extiende en la cabina en la cual ya no quepo. Todos tratan de acomodarse y me hacen tropezar con Owen, que se mantiene detrás mío, chocando con los sillones. Siento su respiración cerca.

—Muchachos, mis niños ya están grandotes, y agradezco a todos ustedes por venir a celebrar sus años.

Todos aplauden, yo me uno tarde,ni siquiera conocía a los mellizos y quedé casi en zona Vip por culpa de Ethan y claro está de Hera por ayudarlo.

—No son niños, tío. Ya viste a Alejandro coger en uno de tus barcos y a Alejandra masturbarse clamando el nombre de una persona que no diré nada.

Las carcajadas vuelven a inundar el yate.

—Y a ti como le mandabas fotos de tus horribles cosas a una persona que resultó ser travesti —La hermana de Owen contraataca en defensa —. ¿Cómo se llamaba?... Ah, Estelita.

Todos vuelven a reír. Yo me mantengo seria, sería mal educado de mi parte reírme, cuando apenas y los conozco.

—Ay, mi vida, ¿quieres que te las envíe también?

Una risa con poco sonido sale de mí sin esperar permiso, es inevitable; Horacio es muy chistoso e idiota. Detrás mío, Owen, también se ríe, aun más fuerte que yo.

La hermana me mira y luego lo mira a él, con un rostro de enojada al mil por ciento. Estoy frita.

Owen me pellizca el costado de mi abdomen haciéndome dar un pequeño salto. Mi cuerpo se ruboriza una vez más y dejo relucir una pequeña sonrisa de vergüenza. Lo miro, está demasiado cerca de mí, sonríe con malicia. Hemos puesto cabreada a su hermana. Y no tenía eso en mente.

Dirijo mi mirada al frente y ahí está de nuevo Alejandra, mirándome fijamente.

—Esmeralda, espera —dice mientras poco a poco quita su mirada en mí.

Esmeralda, la hermana de Owen, se va empujando a la gente, enojada.

—Horacio modérate con Esme, ella sí es una niña —regaña el señor.

Sin mirar atrás #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora