El Lobo De New Meridian

Capítulo Siete: La Hegemonía del Arrogante

27 de Octubre: NMO Arena

Ambos pelearon, brindando un espectáculo impresionante que mantenía al público en vilo. Cerebella desplegaba su destreza con audaces saltos y volteretas para esquivar los agarres de Beowulf, mientras él exhibía su fuerza y habilidad con cada movimiento. La agilidad que mostraban era asombrosa, y sin darse cuenta, ya habían transcurrido tres asaltos. En las esquinas opuestas, recibían el agua del personal del backstage para reponer fuerzas. Después de todo, tanto Cerebella como Beowulf eran atletas excepcionales, capaces de recuperarse rápidamente después de tres intensos rounds.

La observación de Annie desde las primeras filas la dejó impresionada con el desempeño de Beowulf. Algunos de sus movimientos eran tan fluidos como el agua, evocando la imagen de un maestro de artes marciales en plena acción. Además, le resultaba claro que tanto él como Cerebella se estaban conteniendo. Annie sabía que si alguno de los dos luchadores desataba toda su fuerza, la situación podría volverse peligrosa en un abrir y cerrar de ojos. Por lo tanto, este duelo se convertía en una prueba de habilidades, donde la técnica y el control serían determinantes.

Desde su rincón, Cerebella observaba a Beowulf con creciente frustración. —¿Qué le pasa a ese idiota? ¿Por qué no me toma en serio?— se preguntaba, confundida. A pesar de que ya habían transcurrido tres asaltos y ninguno de los dos parecía fatigado, ella debería estar más lastimada. Pero Beowulf parecía subestimarla constantemente. No importaba cuánto se esforzara, él siempre resistía los golpes para luego levantarse como si nada y contraatacar con un agarre o alguna provocación. Sin previo aviso, la campana resonó marcando el final del descanso. Ambos contendientes se levantaron y caminaron hasta el centro del cuadrilátero para encontrarse cara a cara nuevamente.

Beowulf estaba completamente emocionado, tres rounds llenos de ovaciones por parte de los espectadores lo llenaban de energía. Pensó en un plan para ganar la pelea de una vez por todas sin lastimar gravemente a Cerebella, y para ello era hora de aumentar la intensidad de la batalla.

Cerebella se puso en guardia justo a tiempo para que la campana resonara nuevamente anunciando el comienzo del cuarto round.

— Creí haberte dicho que no te contuvieras, niña — Desafío Beowulf con un tono burlón mientras mantenía la guardia baja.

— ¿Cuándo vas a dejar de jugar conmigo? — Cerebella respondió con una mirada ardiente, cargada de una furia apenas contenida.

Beowulf no pudo evitar ensanchar una sonrisa ante la respuesta de Cerebella. Era justo la reacción que él estaba esperando.

— Estás a punto de conocerme en serio, pequeña. Esta vez, no hay lugar para juegos — Declaró Beowulf con una determinación que resonaba en cada palabra, alzando la cabeza con orgullo.

El público se calmó momentáneamente, observando cómo Beowulf avanzaba con paso tranquilo hacia Cerebella mientras pronunciaba dichas palabras, quien mantenía su guardia en alto.

Beowulf se acercó rápidamente, elevando su pierna como si preparase una patada. Con una destreza incomparable, colocó su bota derecha sobre el hombro de Vice-Versa. Cerebella, manteniendo alta su guardia, interpretó este acto como otra burla de su oponente. A pesar de su aparente vulnerabilidad, especialmente susceptible a un golpe en la entrepierna, respondió con ira. Utilizando el brazo donde Beowulf apoyaba su pierna, intentó desequilibrarlo con un barrido violento. Sin embargo, Beowulf, anticipando su acción, esquivó el ataque con un salto apoyándose en su pierna izquierda y rápidamente envolvió con ambas piernas el brazo derecho de Vice-Versa, en una maniobra que evocaba a un jinete montando su caballo.

Cerebella, en ese momento, comprendió que había caído en una trampa premeditada. Beowulf había calculado su provocación para llevarla a esa posición exacta. Esto reforzó su sospecha de que, a pesar de todo, Beowulf se tomaba la pelea como un juego.