Capítulo Seis: La Batalla de los Corazones Egoístas

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27 de Octubre: Departamento de Beowulf

El día tan esperado finalmente había llegado. La pelea entre Beowulf y Cerebella estaba programada para hoy en la NMO Arena. Eran las siete de la mañana y Beowulf regresaba a su departamento después de una sesión matutina de trote y estiramientos. Se sentía completamente preparado para enfrentar lo que venía; la emoción de volver al cuadrilátero y sentir el rugido de la multitud lo llenaba de adrenalina. Con paso firme, Beowulf entró en su departamento, listo para comenzar los preparativos finales antes del gran evento.

Tras entrar, dio unos pasos hacia el baño para refrescarse antes de preparar su desayuno. Antes de salir, se detuvo frente al espejo. Su reflejo mostraba una expresión seria y ligeramente decepcionada. Llevaba meses sin afeitarse y, a pesar de no haber llegado aún a los treinta, su aspecto desaliñado le daba un aire de vagabundo.

 Llevaba meses sin afeitarse y, a pesar de no haber llegado aún a los treinta, su aspecto desaliñado le daba un aire de vagabundo

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Necesitaba con urgencia un corte de cabello para lucir presentable en su pelea.


27 de Octubre: Medici Tower

La mañana de la pelea, Cerebella despertó entre nervios y ansias. Aunque había dormido profundamente, se sentía algo exhausta por la intensidad de las últimas semanas. Después de su encuentro con Zane y Beowulf, retomó su rutina en el circo, pero no se conformó solo con eso: se dedicó a entrenar horas extras cada día, afinando su coordinación con Vice-Versa y probando nuevas técnicas en las misiones de Vitale.

Sentada en su cama y todavía adormilada, Cerebella dejó que su mirada recorriera su habitación como de costumbre, sintiendo el peso de la preparación y la emoción ante el inminente desafío. Ser una apasionada de la lucha profesional y enfrentarse en el ring a su ídolo convertía ese momento en un sueño hecho realidad. A pesar de las preocupaciones latentes, como las tensiones con Lorenzo sobre Nadia Fortune, decidió que nada empañaría su día. Con un vigoroso salto, se levantó de la cama, revitalizada y lista para lo que el día le deparara.

Cerebella mantuvo su rutina matutina habitual, comenzando con una ducha refrescante antes de vestirse con ropa cómoda. Se dirigió a la cocina, donde se preparó un tazón de cereal con leche y se puso a jugar sudoku mientras desayunaba, una forma de mantener su mente ocupada.

No obstante, la ansiedad era palpable. Mientras comía, sus pensamientos giraban incansablemente alrededor de la pelea de esa noche. Recordaba cada sesión de entrenamiento, cada gota de sudor y esfuerzo invertidos durante el último mes. Los pósteres promocionales adornando las calles, la creciente anticipación del público, y la ausencia de Beowulf desde su último encuentro en la oficina, todo alimentaba un creciente torbellino de dudas e incertidumbre. Con cada segundo que pasaba, Cerebella sentía cómo aumentaba el peso de la expectativa y la presión, intensificando su nerviosismo ante lo que estaba por venir.

El temor de no estar a la altura de las expectativas de su ídolo, Beowulf, le añadía una capa extra de ansiedad a su ya agitado estado emocional.

— ¿Y si no estoy a su altura?— se preguntó Cerebella, con una mirada tensa mientras colocaba otra cifra en el sudoku, intentando apaciguar la tormenta en su interior.

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