Capítulo 9: Recuerdos.

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Narra Riker.

Acabado. Agotadas. Caput. Finito. Así estaban las vacaciones. De vuelta al estudio para terminar el disco y para la presentación de R5 como banda de Hollywood Records.

Durante estas vacaciones en Colorado, con la familia mi mente se había aclarado. Recuerdos algo confusos volvieron y vaya sorpresa que me llevé.

Candy me mintió, quizás ella si estaba borracha después de todo. ¿Debía recordárselo? ¿Debía hablar con ella sobre esa noche? ¿Recordaría ella algo? ¿Habría oportunidad de conseguir que ella esté conmigo? ¿Fue un error?

Eso fue... Ni siquiera tengo palabras para explicarlo... Mi cabeza es toda un maldito lío. No tenía ni idea del veneno que esos labios tenían y ahora me esta volviendo loco.

¿Cómo se saca un recuerdo de la mente? ¿Cómo se olvida el sabor de sus labios? ¿Cómo saco su veneno de mí si mi cuerpo se niega a soltarlo? ¿Cómo me quito esta adicción?

Me había vuelto adicto al recuerdo de ese beso. Lo había repetido en mi cabeza un millón de veces y siempre sonreía al recordar ese contacto con sus labios que anhelaba.

En serio, esto es una maldita locura. Candy es mayor... No le gusto. ¿O quizás si? Quizás el alcohol la hizo actuar sin pensar y me dió la pista...

Tenía que hablar con ella, averiguar si se acuerda, averiguar sus motivos. Necesitaba saber si ella estaba igual de confusa que yo en este momento. Necesitaba saberlo porque de lo contrario acabaría en un manicomio como el loco en el que me he convertido. Desde que lo recordé no paro un segundo de analizarlo todo en mi cabeza. Cada vez saco una conclusión diferente.

Pensando, cavilando, analizando. Me paso las noches enteras mirando al techo y dándole vueltas. En serio, o averiguaba algo o me volvía loco. No podía dormir y comía a veces pero incluso mis hermanos se estaban dando cuenta...

No podía sacar esa sensación de mi. Esa sensación de sus labios con los míos. ¡Dios! Se sentía tan bien... Necesitaba averiguar algo y ella me ayudaría. Mi mejor aliada. La música.

Empecé a escribir mis ideas en la libreta. Luego agarré una hoja de partitura y escribí la melodía. Me pasé todo el último día de vacaciones con la canción.

La canción en sí me daría una pista sobre que recordaba Candy. Trabajaría en la canción con ella. Era una buena idea. Era la excusa perfecta.

Estuve trabajando duro en la canción y Rocky me ayudó en algunos momentos. La canción estuvo lista antes de la cena y mañana a primera hora le pediría al señor Smith que me consiguiera una sala para trabajar con Candy en la canción todo el día.

Llamarle fue lo primero que hice al llegar a Los Angeles. Me pidió que fuera a su despacho durante la mañana para unas cosillas que debía arreglar. Y así lo hice.

El despacho era enorme y el señor Smith me informó de como iba a ser la presentación y donde, cómo debíamos comportarnos, qué llevar etc.

La presentación tendría lugar en la discográfica en una semana. Los chicos estaban nerviosos y emocionados. Rydel y mi madre habían preparado todo hasta el mínimo detalle.

Tras escuchar todo el sermón sobre la presentación me atreví a mencionarle la nueva canción y también que quería que Candy la revisara. Le pareció una buena idea y me dijo que hablara con la secretaria de Candy para que tuviera un hueco para mi.

Su teléfono sonó con alguna especie de alarma y me dijo que esperase a que el estuviera de vuelta en un momento.

Estuve esperando en la sala contigua, la sala de reuniones, un rato largo. Cuando el señor Smith llegó no me atreví a hablarle. Parecía enfadado y así lo demostró cuando le gritó a alguien que viniera. Yo tan sólo miré por la separación entre las dos puertas y escuché atentamente.

Sombras de una realidad. Ross Lynch y tu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora