6. PROOF

13 3 1
                                    

PRUEBAS

Abrió los ojos lentamente.

Había un pitido resonando a su lado. Olía a detergente industrial y vitaminas. Se le revolvió un poco el estómago.

La luz era demasiado brillante, la cama demasiado dura y su cuerpo se encontró demasiado débil como para intentar levantarse. La cabeza le dio vueltas mientras se quedó quieto. La habitación giraba y giraba y sus ojos se mantuvieron fijos en la lámpara brillante unos pocos metros más allá de sus pies.

Pensó que estaba soñando todavía. Su cuerpo no parecía ser el suyo; lo sentía demasiado pesado como para que lo fuera. Sentía la lengua pastosa e hinchada, como si se la hubiese mordido y se la hubiesen tenido que enyesar, se le dificultó un poco pasar saliva. Casi parecía que no iba a ser capaz de moverse nunca, pero entonces, un atisbo de consciencia le llegó al escuchar la puerta abrirse.

Estaba en el hospital.

Jaehyun movió la cabeza a un lado, encontrándose con la brillante expresión de Chenle en la puerta. El hombre llevaba una bolsa de lona entre los brazos y el móvil en la mano. Chenle le sonrió ligeramente mientras se acercaba, arrastrando de forma descuidada uno de los muebles junto a la cama.

—Estás como la mierda de un perro —le dijo—. ¿Cómo lo llevas?

—Renjun... —La expresión de Chenle no cambió.

— ¿Qué sucedió?

Intentó levantarse de la cama, pero se le dificultó. El vial en su brazo derecho amenazó con desprenderse y un atisbo de dolor lo detuvo en el acto. Chenle simplemente lo miró, acomodándose en el mueble antes de arrojar la bolsa de lona entre sus piernas. Jaehyun la tomó con cuidado, humedeciéndose los labios para volver a hablar.

— ¿Cómo está Renjun?

—Bien. Bastante bien, de hecho.

No podía recordar con claridad lo sucedido. Jaehyun recuerda haber llegado al hospital hecho un mar de nervios y no le hace falta rememorar el cómo fue derribado por los enfermeros, el dolor en su cuerpo es suficiente, pero si se pone a pensar, eso es todo lo que sabe de momento. Estaba demasiado aterrado como para medir sus propios actos.

—Jaehyun, hay algo que debo preguntarte, porque... bueno, esto es muy raro —Chenle se reclinó hacia el frente, abultando los labios apenas un segundo antes de volver a hablar—. ¿Tomaste drogas?

Recorrió la habitación. Todo era de color blanco, desde las paredes hasta el piso, inclusive el marco de las ventanas. El olor se le estaba haciendo insoportable. El pitido de la máquina de junto latió en conjunto con su corazón, y sus ojos regresaron a Chenle, que se había vuelto a recostar en el mueble. No lucía preocupado, enfadado o siquiera divertido, sólo estaba mirándolo.

Jaehyun no recuerda haber visto a Chenle sólo mirándolo desde que lo conoce. Eso lo desconcertó un tanto más de lo que ya estaba.

Sacudió la cabeza, negando. Chenle suspiró.

— ¿Entonces, ¿qué pasó?

Si lo supiera...

Dejó de intentar recordar lo que había pasado, guiando sus pensamientos a cosas más importantes. Intentó levantarse de nuevo y esta vez Chenle le ayudó. Movió el aparato con suero un poco, dejando que pusiese los pies en el suelo y cuando menos lo esperó, Chenle le sacó el vial, destapando una banda adhesiva con los dientes para colocarla sobre la herida. Jaehyun apretó los dientes, siseando un poco antes de levantarse de una vez.

Chenle no le dijo nada cuando caminó hasta la puerta, pero sí que lo siguió, como si ya supiese de antemano a dónde iba.

Pero era algo obvio.

The OtherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora