11. TRUTH

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VERDAD


Se había pasado la mayor parte de la tarde con su asistente buscando la mejor manera de poner en el informe que dos de sus empleados se habían suicidado.

La pequeña mujer parecía estar en shock mientras le ayudaba, porque, precisamente, lo ayudaba. Sin embargo, al cabo de tres horas ambos desistieron. No había una manera cómoda para decir que dos empleados se suicidaron y tampoco creyó que fuera a encontrar la manera de escribir eso.

Él despidió a su asistente a las dos de la tarde junto al resto del personal. Ninguno estaba trabajando y estaban lejos de hacerlo con lo sucedido por la mañana; de modo que Jaehyun envió a casa al personal de cinco pisos enteros como si ya las cosas no estuviesen apretadas por allí.

Pese a esto y a estar sumamente agotado, decidió quedarse a terminar el informe para entregarlo a Chenle lo más pronto posible. Pero si ponemos la situación en términos laborales, Jaehyun va por el mismo rumbo que sus empleados. No ha conseguido siquiera concentrarse desde que Chenle se fue, y todo esto debido a la conversación que tuvo con él antes de que la Jefa Yin decidiese saltar por la ventana.

No paraba de pensar en lo sucedido, en la historia y en Renjun.

Un tipo había estado siguiendo a Renjun desde hace un año... Así comienzan sus pensamientos cada vez para terminar desembocando en dos frases: se suicidó ayer... Dejun murió el año pasado.

A Jaehyun no le hace falta ponerse racional para saber que las oraciones en sí son tan descabelladas como para creérselas, pero cuando intenta recordar a ese mismo hombre en la reunión, en la tienda o siquiera en la ventana, no lo consigue. Es como si nunca lo hubiese visto pese a haberlo tenido tan cerca hace sólo una semana.

Todo el asunto le resulta extraño e incomprensible y mientras gira en la silla de escritorio, él no puede comprender por qué continúa pensando en ello.

Que Dejun se haya suicidado no tiene absolutamente nada que ver con la jefa Yin. Según sus propios empleados, ellos no cruzaron jamás sus caminos, nunca se toparon en la recepción. No laboraban en el mismo piso y estaban lejos de tener el mismo horario. Y, sin embargo, su mente le obliga a unir una cosa con la otra como si fuesen lo mismo y al hacerlo, el rostro temeroso de Renjun vuelve a metérsele en la cabeza.

«¿Cómo sabrías que soy real?». Se lo había tomado a juego cuando se lo dijo, por ello tomó la oportunidad y le hizo prometer hacer esa idiotez, pero, si lo considera, ¿qué otra cosa funcionaría para saberlo? Su Renjun preferiría suicidarse antes de aceptar una petición tan absurda y ese día había lucido tan preocupado aceptando sin más.

Jaehyun no sabe por qué lo hizo si después iba a pedirle el divorcio.

Sus pensamientos lo estaban llevando a un terreno inestable, lo sabe, pero conforme la noche avanzó y las luces restantes en el edificio se fueron apagando, Jaehyun se encontró caminando por este terreno repleto de inseguridades.

Su madre le había dicho que el padre de Renjun había enfermado debido al asunto de la operación. Le dijo —de forma muy venenosa— que el cabecilla de los Huang había comenzado a tener pesadillas, que constantemente estaba paranoico, que ya no dormía o comía y mientras le contaba, su madre se estuvo riendo de forma cínica.

Jaehyun no pudo reconocer en esa voz a su verdadera madre. Ella había cambiado demasiado después de conocer a Renjun, y Jaehyun nunca imaginó que fuese tan cruel y fría, y, sin embargo, ella derribó sus escasas esperanzas, ya que, al final, cuando él pensó que ella lloraba de alegría, le dijo que a su suegro lo habían tenido que internar en un hospital para que estuviese sedado y bajo vigilancia. Ellos creen que él se ha vuelto un peligro para sí mismo. Los doctores no saben qué puede estar causando que se comporte de esa manera, su esposa tampoco y mientras hacen examen tras examen, su madre le llama sólo para burlarse y decirle que todo es culpa de ambos, por mudarse, por casarse, por estar juntos...

The OtherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora