EXTRA: THE ICE CASTLE

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CASTILLO DE HIELO

UN AÑO DESPUÉS

Jaehyun empujó la puerta con el pie, dejó caer el maletín al suelo y corrió a la segunda planta de la casa.

—Príncipe, ¿estás en casa?

Los cuadros en la pared de la escalera se movieron con la vibración que sus pisadas dejaron en cada escalón y una vez estuvo donde quería, es decir, en la puerta de la habitación, sonrió, abriéndola en silencio.

Renjun estaba acostado sobre la alfombra en medio de la habitación, sus pies se encontraban sobre la cama y su mirada se trasladó de su móvil a Jaehyun, que se recargó del marco de la puerta cuando él rodó en el suelo, sonriéndole.

— ¿Cómo te fue en el trabajo? —Renjun asintió.

—Bien. ¿A ti?

—Yizhou te envía saludos —Jaehyun sonrió—. Hoy es viernes, príncipe, ¿sabes lo que significa?

— ¿Que mañana debo lavar la ropa? —Jaehyun frunció el ceño, después negó—. ¿Tienes algo que hacer con Chenle? —Jaehyun se sentó junto a él, negando—. Ohh...

—Sí... Ohh.

—Acabo de recordar que van a estrenar esa película, gracias por recordármelo, Jaehyun.

— ¿Qué?

Renjun se levantó del suelo, acomodó su ropa y salió de la habitación. Lleva una gran sonrisa en el rostro cuando desliza los dedos por la cinta de color verde en la pared y estuvo a punto de soltar una carcajada cuando escuchó a Jaehyun maldecir y levantarse.

No podría olvidar qué día es ni, aunque le golpeasen la cabeza. Jaehyun es liberado de su trabajo los sábados, y aunque todos los viernes llega con la misma energía haciendo planes y dejándolo sin oxígeno con sus mimos, Renjun sabe que ahora es un poco diferente.

Hace sólo unos días, Ten les habló sobre el gran festival de esculturas de hielo que se lleva a cabo en el centro de la cuidad cada año en donde, además, Guanheng va a participar. Les dijo que sería divertido y que, si se abrigaban bien, podrían incluso participar en los eventos sin congelarse en el intento. Y con su vista recién adquirida, Renjun está más que emocionado por asistir.

Ya se lo perdió un año debido a la muerte de su padre y a su lenta adaptación al mundo. Dejar pasar otro año más sería como una especie de insulto, además, debe cumplir con Chenle y patearle el trasero en uno de los concursos.

Cerró los ojos cuando alcanzó la primera planta, apagó la luz y se centró en los pasos de Jaehyun bajando la escalera. Su esposo se había vuelto sigiloso después de que consiguió ver, ya que ahora le cuesta un poco más el sorprenderlo, pero Renjun aún puede oírlo, al igual que el viento helado entrando a la casa desde la puerta.

El estrepito de su corazón chocando contra su espalda es algo a lo que se ha acostumbrado, y que Jaehyun siempre esté igual de ansioso por crear alguna especie de contacto entre ambos, lo tiene a la deriva.

—Príncipe, ¿es más importante esa película?

—Sí, he esperado toda la semana para verla —mintió—. No voy a moverme del sofá en toda la tarde.

—Renjun —Jaehyun envolvió los brazos alrededor de su estómago, encorvándose a su espalda para dejar descansar la cabeza en su hombro derecho—, me ofendes. —Le besó la mejilla, ejerciendo presión en su agarre al acercarlo mucho más.

A Renjun se le crisparon los nervios y el corazón se le subió a la garganta cuando la respiración de Jaehyun llegó a su oreja, dejando caer su aliento al decir:

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