4. SHADOWS

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SOMBRAS

Eran las seis y veinte cuando abrió los ojos ante las sombras y sus dedos se aproximaron lentamente al lado de Jaehyun hasta terminar presionados contra su brazo. La forma de su cuerpo era tan incomprensible ante su tacto, que Renjun siempre necesitaba cerciorarse de que Jaehyun fuese el mismo de siempre.

Él se entretuvo deslizando los dedos por su brazo, luego su pecho y progresivamente por sus mejillas, y como de costumbre, cerciorándose siempre de no despertarlo, sin embargo, cuando esto sucedió, Renjun se detuvo de inmediato, apretando los ojos antes de recibir un beso en la punta de la nariz.

Siempre se imaginaba a Jaehyun con una gran sonrisa en el rostro al despertar, pero últimamente, sólo podía imaginar un rostro repleto de la misma oscuridad en la que siempre ha estado sumergido. Es casi inevitable, pero las sombras cubriendo su visión no ceden y siempre lo arrojan a la oscuridad. Una tan espesa y fría como la lluvia que cayó sobre él el miércoles, cuando esa cosa extraña lo arrojó de las escaleras.

Luego de este pensamiento, la voz asustadiza de Yuqi corre como una canción vieja a través de sus oídos y una especie de risa tétrica permanece en la distancia, aturdiéndolo y recordándole de forma permanente que no importa lo mucho que conozca la voz o el tacto de Jaehyun si no puede verlo, no cuando el intruso es capaz de replicar cada cosa que conoce.

Sintió el cuerpo de Jaehyun alzarse y una de sus manos lo tomó de la cintura, acercándolo mucho más.

— ¿Sabes qué día es hoy? —Dijo Jaehyun de forma emocionada, apretando los labios en una sonrisa contenida. Renjun juntó los labios. No porque no recordara, sino porque no le apetecía escuchar su propia voz—. ¿No lo recuerdas?

Sin embargo, susurró:

—Sí...

—Hoy va a ser genial —asintió Jaehyun, totalmente convencido—, lo he planeado toda la semana —Renjun no lo dudó ni por un segundo—. Chenle no va a venir con ese cerdo hembra mutante, organizaré las cajas y lo más importante de este sábado es que...

— ¿Qué cosa? —Se precipitó Renjun y Jaehyun esbozó una gran sonrisa cuando le vio abrir un ojo en su dirección, como si lo mirara.

—Vamos a estar tú y yo. Solos. —Las mejillas de Renjun tomaron un ligero color rosa, pero no dijo nada, en lugar de ello, sólo se encogió sobre sí mismo, presionando la frente en el pecho de Jaehyun para ocultar su rostro. No se supone que esté abriendo los ojos sin la venda, el doctor lo dijo.

Luego asintió lentamente, pensando en dónde habrá quedado.

—Esposo~

—Me encanta que me digas esposo, esposo.

—Jaehyun... —. ¿Hum? — ¿No prefieres descansar? Es decir, hoy es tu único día libre y has estado trayendo todos esos papeles y...

La voz de Renjun se fue distanciando, en señal de que algo más se interpuso en su línea de pensamiento, delatando así, que algo le está preocupando.

Jaehyun lo apretó mucho más contra su cuerpo, depositando un beso en la parte superior de su cabeza. No le gusta cuando Renjun se preocupa, ya que eso sólo significa que él está haciendo algo mal y realmente no le agrada la idea de hacer algo mal con respecto a Renjun. Así que sin dar tiempo a que los pensamientos de su esposo sigan en esa turbia dirección, él se inclina, levantando el rostro de Renjun para darle un casto beso.

—Nop —contestó—. Hoy es el gran día —dijo, volviendo a besarlo—, y tú, mi querido y pequeño esposo, vas a ayudar a este hombre a organizar nuestra casa. Voy a explotarte, Huang Renjun, así que prepara tu independencia, porque vas a necesitarla.

The OtherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora