12. EXISTENCE

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EXISTENCIA


—Soy más real de lo que te puedes imaginar. Confía en mí, yo soy Jaehyun. El de verdad.

El corazón de Renjun se aprieta contra su garganta cuando asiente de forma reticente, dejando que el contacto en su mejilla perdure.

Se niega a aceptar que esa cosa sea Jaehyun. No quiere creer que esa persona que ha estado volviendo con indiferencia es el verdadero Jaehyun. No quiere creer que su Jaehyun es la misma persona que le ha hecho daño, que lo ha golpeado, insultado y dejado de lado.

Se le vienen muchas cosas a la mente. Desde la primera absurda conversación que tuvo con Jaehyun sobre los Cheetos hasta la pelea absurda que su estúpido esposo armó en el avión sólo porque no pudo sentarse a su lado. Ese es su esposo. El hombre estúpido que mataría por un poco más de él en cada ocasión. El que hace bromas y el que nunca se da por vencido.

Que esa cosa crea que puede ser Jaehyun sin haber atravesado las dificultades que su esposo atravesó para que estuviesen juntos le revuelve el estómago. Es repulsivo y egoísta. Le resulta inaudito y no lo va a permitir.

Respiró profundo, apartando la cara de las manos contrarias para intentar levantarse del mueble. La cabeza le está doliendo y apenas puede deducir que originalmente está en el departamento de Chenle.

Renjun se detuvo mucho antes de que Jaehyun le impidiese levantarse y con una respiración temblorosa, ladeó la cabeza en dirección al extraño.

Suponía, por todas las cosas que han sucedido, que esa cosa no va a hacerle daño mientras no se oponga, de modo que intentó actuar natural.

—Jaehyun —le dijo, no pudiendo llamarlo como realmente llama a su Jaehyun—... ¿realmente estamos en el departamento de Chenle?

Junto a él, Jaehyun chasqueó la lengua. Renjun nunca había oído un sonido como ese provenir de Jaehyun, ni siquiera cuando estaba enfadado o ebrio.

—Me descubriste, príncipe —sonrió, negando—. No, no lo estamos.

Se le hizo un hueco en el estómago mientras se presionó a sí mismo para mantener la calma.

Las piernas le tiemblan y no sabe si es demasiado notorio, y tampoco cree que pueda ocultarlo, pero, de todos modos, Renjun consigue levantarse del mueble con una tranquilidad que resulta robótica. Él pretende que ya no quiere huir mientras sus piernas se tambalean, consiguiendo ponerlo de pie, y al instante en que lo hace, puede sentir como esa otra presencia se endereza a su lado, derrochando ese calor tan familiar para él.

— ¿Dónde estamos?

El Otro sacude la cabeza llevándose las manos a la cintura. Su rostro luce como el de Jaehyun, su postura e incluso las forma en que resopla mientras ve la masa de oscuridad en la que ha convertido la habitación. Sacó todos los muebles de la habitación de huéspedes, salvo la silla y el sofá en medio de la estancia. Hay ropa esparcida por todos lados porque Renjun no le ha dado la oportunidad de ordenar nada y, en la primera planta, los muebles están apilados en la puerta. Pese a que consiguió deshacerse de la mayoría de ellos para engañar a Renjun, parte de las cosas que se rompieron aún están en el piso de la cocina, además, todo está sucio y tan desordenado que le provoca dolor de cabeza.

No le gusta el desorden. No le agrada que Renjun tenga todas esas cosas peligrosas con las que puede hacerse daño y sólo espera tener tiempo suficiente para ordenar todo después de salir del trabajo.

—En casa —se limita a decir, mirando de vuelta a Renjun—, príncipe...

—No me agrada que me llames de esa forma —El Otro luce desconcertado cuando ladea la cabeza y algo en su semblante se torna nebuloso al ver la convicción reflejada en el rostro de su príncipe—. No lo hagas.

The OtherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora