8. INCIDENTS

20 3 0
                                    

INCIDENTES

Jaehyun tuvo un sueño lleno de gritos dolorosos. Había abierto los ojos en medio de un pasillo y se había puesto a caminar a través de él. Ese pasillo no tenía puertas, bombillas o ventanas. Todo estaba a oscuras y mientras caminaba, él escuchaba todos estos gritos. Era un lugar solitario, frío y con olor a moho.

Ese era el olor del olvido. Jaehyun había escuchado una vez en el autobús camino a casa cuando asistía a la primaria que el moho era como oler el olvido, y al llegar a casa, le había preguntado a su padre qué significaba.

Él le dijo:

"El moho crece en lugares húmedos y oscuros. Lugares en donde las personas normalmente no están y en lugares a donde nadie iría. Por eso el moho recuerda al olvido. Porque sólo existe en un lugar que nadie recuerda y que, por consiguiente, no existe en los pensamientos del mundo. Sin embargo, tanto el moho como el olvido son peligrosos."

Jaehyun caminó por este pasillo olvidado durante mucho tiempo, sin saber hacer otra cosa que no fuese moverse hacia adelante. Las piernas comenzaron a dolerle al cabo de un rato, y cuando decidió detenerse, una luz apareció en el fondo. Desde allí, una forma pequeña comenzó a avanzar en su dirección, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, Jaehyun reconoció allí a Renjun. Él lo miraba con una expresión lánguida, sus ojos estaban marcados por el cansancio, sus labios agrietados por la resequedad y su piel estaba tan pálida como la de un cadáver.

Renjun se acercó más a él, tomándolo de la mano para llevarla a su propio rostro y Jaehyun tembló al sentir su piel fría rozando su palma. Resultaba gélido y antinatural.

—Mírame, Jaehyun —le dijo—. ¿Por qué ya no me miras?

Pero él lo estaba haciendo. Lo miraba sin parpadear, incluso.

—Lo hago —contestó, pero Renjun negó, luciendo triste—. Te veo, príncipe.

—No... No puedes verme. Ya no puedes.

Abrió los ojos.

Tenía la frente húmeda y la respiración agitada. No supo exactamente en qué momento de la noche logró dormirse, pero casi estuvo a punto de dejar de respirar cuando intentó darse la vuelta y un peso sobre la mitad de su cuerpo se lo impidió. Tan acostumbrado a eso, Jaehyun no había notado a Renjun abrazado a él desde el lado izquierdo. Pensó que todavía estaba soñando y que las pesadillas se tornarían un sueño feliz. Su corazón latió de forma estrepitosa, repartiendo sangre a su cuerpo, poniendo en marcha su sistema, e irremediablemente, haciéndole recordar la pelea de la noche anterior. No era un sueño, y dolió de nuevo.

Sus ojos se movieron con cautela hacia el rostro de su esposo. Él había conseguido ponerse por su cuenta una venda, que ahora estaba a punto de deslizarse hasta su cuello. Él sonreía; y Jaehyun no supo si admirar aquella sonrisa con ternura o con dolor, porque mientras su corazón late como un reloj descompuesto, Renjun luce sereno y feliz... después haberle pedido el divorcio.

Lo apartó, levantándose de la cama. No iba a esperar a averiguar por qué sonreía.

Jaehyun se fue al baño, ignorando el cómo Renjun comenzaba a despertar debido a la fuerte sacudida que recibió al ser apartado, y sin ninguna delicadeza, cerró la puerta y le puso el pestillo.

Mientras tanto, Renjun se levantó y él se aseó, y para cuando abrió la puerta y Renjun ladeó la cabeza en su dirección, Jaehyun no supo qué hacer.

Su esposo luce asustado, tal vez arrepentido, y mientras espera a que él haga algo o inicie con lo que él mismo denominó como; príncipe esto y príncipe aquello, Jaehyun lo mira en silencio con la mandíbula apretada. Ahora está demasiado enfadado. Su razón le dice que lo hablen de nuevo, que quizás todo fue un malentendido, pero algo más lo impulsa a atravesar la habitación, a tomar ropa del armario y salir de allí para vestirse en la habitación de huéspedes. Todo eso sin mirar de nuevo a Renjun.

The OtherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora