𝗝𝗲𝗻𝗻𝘆 𝗮𝗻𝗱 𝘁𝗵𝗲 𝗯𝗲𝗮𝘀𝘁𝘀 | 𝗘𝗦𝗣𝗔Ñ𝗢𝗟

𝟴. 𝗣𝗿𝗮𝗰𝘁𝗶𝗰𝗮

Al día siguiente, Jenny comenzó a abordar su proyecto de bambú. Harvey la guió a través de la fabricación de canastas mientras Simón se encargaba de la mayoría de las tareas. Harvey también la ayudó a convertir sus fragmentos de roca en herramientas utilizables. A ella le preocupaba que estuviera haciendo demasiado, pero él le prometió que estaba bien.

Jenny trabajó diligentemente en el bambú, rompiendo cuidadosamente las piezas más grandes en otras más pequeñas. Su cuchillo hacía maravillas cuando llegaba a cierto punto. Una vez que estuvo completamente ocupada con su tarea, Harvey convirtió los huesos en herramientas. Jenny hizo una pausa para ver cómo sus dedos se volvían peludos y arañados. No se había tomado ningún momento para apreciar la magia de este mundo y eso era una lástima.

Los dos trabajaban la mayor parte del día. Jenny se levantó varias veces para estirarse e ir a la caja de arena. Sentía que estaba trabajando durante mucho tiempo, pero su canasta aún no parecía una canasta. Al parecer, había pensado que tejer sería un oficio fácil, pero se equivocó. Todavía era una habilidad que tenía que ser dominada como cualquier otra cosa.

Cuando Simón llegó a casa con comida, Jenny tenía algo que parecía una canasta. Deseaba que Simón dejara de lanzar sus miradas acaloradas. Eso la puso ansiosa. A pesar de su evidente interés, el macho nunca la apresuro a hacer cosas que ella no queria. Ella estaba agradecida por eso.

Preparó la sopa y la dejó cocinar un rato. Quería terminar su canasta hoy pero su estómago no se lo permitía, así que comió primero. Sirvió la sopa lentamente y masticó los grandes trozos de verduras. Quería hacerlos más pequeños, pero trató de cuidar a los carnívoros de la casa. Dejar los trozos grandes hizo que fuera más fácil para ellos evitarlos. Tenía un sabor decente, considerando todas las cosas.

Una vez satisfecha su hambre, volvió a su canasta. Le dio los toques finales según las instrucciones de Harvey y observó su trabajo. Parecía una canasta, una de tamaño decente. Le tomó mucho más tiempo de lo que le hubiera gustado, pero definitivamente fue más rápida que cuando comenzó. Las astillas de bambú tampoco le molestaban mucho gracias a los callos de sus manos.

Ya que tuvo la idea, podría ser capaz de hacer una canasta de pesca. Un juego de supervivencia que jugó hace mucho tiempo, tenía una imagen muy básica de uno. Es posible que tenga que ser bastante creativa para lograrlo sin instrucciones, pero al menos podría intentarlo. Era una lástima que las cestas aquí solo se usaran para llevar bebés. Ayudaría mucho con el algodón y otras cosas pequeñas.

Jenny usó un recipiente con agua para limpiar lo mejor que pudo. Miró hacia la ventana y notó una cortina nueva. Se sintió mejor sabiendo que tenían un poco más de privacidad y gracias a los esfuerzos de los dos machos.

Jenny se despertó al día siguiente con picazón. Sus picaduras de insectos habían desaparecido, pero tenía muchas ganas de bañarse. Ella habló con Simón, quien dijo que el salvaje no había sido visto en un tiempo y Jenny pidió que la acompañara al río. Simón aceptó con entusiasmo. Jenny no sabía por qué preguntó. Simón no sería rival para el otro tipo si todavía estuviera cerca. Aun así, la hizo sentir un poco mejor.

Jenny revisó las heridas de Harvey antes de irse. Eran mucho mejores. No estaban bromeando sobre la capacidad de un hombre para sanar. Harvey dijo que debería estar de vuelta al 100% menos de una semana después y más móvil antes de eso.

Jenny se fue con Simón al río. Estaba bastante ocupado teniendo en cuenta que un salvaje estuvo aquí no hace mucho tiempo. Hizo sus necesidades rápidamente y se sintió aliviada de inmediato. Jenny estaba acostumbrada a las comodidades modernas y no bañarse, incluso un día, le había hecho cosas malas a su mente.