Escena 1:
La mañana era cálida, el sol recién comenzaba a iluminar el cielo, el viento soplaba con delicadeza una brisa fresca bastante agradable. Las personas se dirigían a sus trabajos, escuelas, a las compras o a sus casas, algunos con suerte quizás estaban de vacaciones. No importaba la situación en la que estuvieras, esa mañana era perfecta para cualquiera.
- ¡Ah!¿Donde estoy? - Exclamaba Noroi con confusión tras haber despertado en la camilla de un hospital - ¿Cuanto tiempo habré dormido? - Se cuestiono intrigado por la duración de su sueño.
La camilla estaba junto a una ventana abierta por lo que Noroi pudo ver el cielo azul carente nubes, parecía que seria una tarde calurosa. Noroi se mostró disgutado por la iluminación a lo que se sentó en la camilla para poder alcanzar las cortinas y así, cerrar la ventana. Trato de concentrarse para recordar lo sucedido pero su mente estaba en blanco.
- Mierda, ¿pues que hice? - Se cuestionaba bastante decepcionado de si mismo al haber caído inconsciente por alguna razón - ¡Nadine!¡Nadine! - Llamaba sin obtener respuesta alguna.
Al darse cuenta que ese tal Nadine no vendría, unos espontáneos recuerdos regresarían a su mente. Se trataba de un cadaver casi irreconocible, entre esa carne mutilada apenas se alcanzaría a reconocer un collar de una nube amarilla. Noroi mostró una expresión de enojo y asco al haber recordado esto.
- ¡Estúpido Nadine, te dije que no fueras tras Marin! - Reclamaba a la nada, esperando una imposible respuesta de algún fantasma - ¡Si que eres imbecil! - Quejó.
Desviando la mirada, Noroi noto junto a la cama, una mesa de noche en la cual se encontraba aquel collar de una nube amarilla de sus recuerdos, rápidamente lo tomó para poder observarlo con detenimiento mostrando una expresión decaída; estaba derrotado. Tras haberse autocompadecido un poco, se coloco el collar, mostró una expresión de firmeza y descubrió su cuerpo quitando la sabana dejando ver su cuerpo cubierto por una bata.
- Debo salir de aquí - Se propuso con decisión.
Escena 2:
Una vez había logrado salir de aquel hospital haciendo uso de sus "encantos", Noroi había logrado vestirse con una camiseta negra y un pantalón deportivo gris, además de unos tenis blancos. Noroi se detuvo frente a un supermercado en el cual podía ver su reflejo en unas ventanas, su piel clara, sus ojos blancos carentes de pupila, su cabello plateado desarreglado que llegaba hasta su espalda superior. Era alguien atractivo pero al estar en coma no tuvo tiempo para cuidarse.
- Me preguntó como lo pagué - Noroi ponía esa incógnita frente a la mesa.
Un comercial en los grandes televisores de la ventana del supermercado atrajo la atención de Noroi por sus brillantes colores, en este se presentaba un hombre de cabellera plateada con corte de libro, piel morena y ojos morados. Este hombre resaltaba por su enorme sonrisa.
- ¡Me presento, soy Narciso! - Informaba al espectador aquel hombre - ¡Soy una persona catalogada como "Condenado" por mi don, pues déjenme decirles que no estoy de acuerdo con esto!¡Yo ayudaré, usando la fortuna de mi padre, para proteger a los condenados! - Anunciaba de forma inspiradora y extrañamente agradable al oído.
El comercial continuaba mostrando imágenes de un pequeño pueblo. Noroi perdió rápidamente el interés en aquel comercial, no le atraía la idea de relacionarse con Condenados, seguro se sentiría incómodo y querría controlarlos y someterlos de uno a uno de formas sumamente sádicas y horribles.
- ¡Les aseguro protección y un lugar estable! - Aseguraba Narciso de forma entusiasta - ¡Solo debe llegar a la dirección mostrada debajo de mi!¡Te espero en la Sociedad Condenada! - Explicaba mientras señalaba con los dedos índices hacia abajo.
- ¡Que asco eso, con los estúpidos Condenados! - Quejaba una señora asqueada de pensar en ellos - ¡No entiendo como es que las autoridades no arrestan a todos alli! - Decía disgutada.
Los gritos de la señora hicieron que Noroi frenará en seco mostrando disguto por las palabras de esta, aun así, mantenía una sonrisa amable y una mirada cautivadora, dio media vuelta y se acercó a paso lento hacia la mujer manteniendo sus manos en su espalda. La señora le vio confundida, pues no entendia que quería el que para ella era un desconocido.
- Señora, callese - Ordenó Noroi de forma dulce.
Antes de que la señora pudiera contestarle a Noroi de forma hostil, este extendió su brazo derecho repentinamente haciendo que una especie de gas rojo transparente saliera por la boca de la señora, tras esto, la mujer se notaba inexpresiva. Noroi observo la esfera de gas en la palma de su mano con un retorcido placer.
- ¿Odio? - Se pregunto Noroi entre risas - Que extremo. Me hubiera conformado con una esfera naranja - Comentó con calma.
Los presentes que fueron testigos de esto quedaron aterrados, así que comenzaron a alejarse de forma desesperada para no tener que recibir el mismo destino que la señora. Una vez se habían alejado casi todos, Noroi absorbió la esfera por la boca, reaccionando a esto, en sus ojos se generaron pupilas de color rojo.
- El odio potencia todo mi poder - Explicaba Noroi a la señora que permanecía frente a el con la mente en blanco - ¿Quiere descubrir que es lo que pasa? - Ofrecia de forma carismática.
- No lo se - Contestó la señora con serenidad en su hablar.
Lentamente, Noroi alzo el brazo hasta colocarlo frente al estómago de la señora, cerró el puño, apretando con fuerza y dio un golpe al estómago de la mujer, esto produjo que ella vomitara sangre y unas cuantas costillas sobresalieran de su abdomen generando un pequeño charco de sangre bajo su cuerpo. La mujer cayó muerta al instante.
- No me gusta que los que no son Condenados insultes a los Condenados - Expreso Noroi manteniendo esa dulzura - Espero que eso de una lección a sus hijos, si es que tiene - Burlo.
Dado que aún estaba frente al supermercado, Noroi regresaría la mirada a los televisores a ver si había algo más interesante que el anterior comercial. En los televisores se mostraban las noticias, en las cuales mostraban las grabaciones desde un helicoptero a las ruinas de una ciudad donde había varias personas atadas por cadenas siendo jaladas por criaturas deformes dando una escena bastante tétrica, y delante, como su líder, un hombre encapuchado que no permitía la vista a su rostro.
- ¡Hoy a muerto el héroe de la esperanza! - Anunciaba aquel sujeto de forma victoriosa - ¡Quiero que esto sirva de advertencia a la OPA!¡El héroe de la esperanza era más fuerte que todos ustedes juntos y no pudo conmigo! - Amenazaba con agresividad.
La grabación en el helicoptero seguía hasta que una de las horribles criaturas arranco la cadena de una persona para arrojar a esta contra el helicoptero provocando que la transmisión se viera interrumpida. Noroi se vio inexpresivo ante esto y se limitó a continuar avanzando por la acera sin mucho entusiasmo.
- Hoy murió el héroe de la esperanza... - Murmuró Noroi resignado.
Escena 3:
Sentado en una pequeña cafetería, Noroi bebía con calma un café negro, saboreando cada sorbo como si fuera el último. Le encantaba el café de esa cafetería pero algo le resultaba extraño en su bebida, algo no era lo mismo que lo hacía sentir como un desconocido en este lugar que frecuentaba, algo diferente. Delante de él, en la silla vacía, imagino la silueta de un chico bebiendo una malteada de vainilla.
- Mucho mejor - Exclamó gustoso.
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Condenados
FantasíaNoroi es un joven en busca de la venganza tras la muerte de su mejor amigo; Nadine. Mientras aparecerán sujetos igual de peculiares que el, con distintas metas y objetivos, siendo obstáculos a vencer. Noroi ira aprendiendo durante el camino otras fo...