CAPÍTULO 11 - EL CUMPLEAÑOS DE MUERTE

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La llegada de octubre trajo consigo el frío y la humedad típicos de Escocia. Jade no se había criado precisamente en el Caribe, pero había conocido un nuevo tipo de frío al llegar a Hogwarts. Se sorprendía a si misma cuando sus pestañas se llenaban de escarcha por las mañanas de camino a los invernaderos o cuando se veía obligada a esquivar un carámbano de hielo que caía del tejado. En las últimas semanas había recuperado el hábito de llevar siempre consigo el huevo de piedra, a salvo en su bolso de miradas indiscretas.

—Creo que Hermione y los demás están en el Gran Comedor. —le dijo al huevo en voz baja. Sí, también había empezado a hablar con él con mayor asiduidad. Algo dentro de ella se alegraba cuando el vínculo con el huevo se estrechaba, cada vez le costaba más creer que era un simple trozo de piedra. —Deberíamos ir a ver qué planes tienen para el día de hoy.

Efectivamente, encontró a sus amigos comiendo en la mesa de Gryffindor. Estaban enfrascados en una conversación a la que Jade se unió sin pedir permiso.

—¿De verdad? —Ron parecía enfadado con Harry. —¿Un cumpleaños de muerte? No hablarás en serio, Harry.

—Sólo es una noche.

—Sí, la noche de Halloween.

—Chicos, calmaos. —intervino Hermione. —A mi tampoco me parece tan malo.

—¿Qué es tan malo? —preguntó Jade.

—Nick Casi Decapitado ha invitado a Harry a su cumpleaños de muerte y él ha aceptado.

—Suena divertido. —dijo Jade, inocentemente.

—¿Divertido? —Ron volvió a la carga. —No pienso pasar la noche de Halloween con un grupo de fantasmas moribundos en las mazmorras. ¡Me perderé el banquete!

—Ya disfrutaste del banquete el año pasado. —le recordó Hermione.

—Ya, claro. ¿Antes o después de que un trol intentara matarte?

—No te pases, Ronald Weasley. —Hermione infló los carrillos, molesta.

—Yo me apunto al cumpleaños de muerte. —dijo Jade. —Total, el año pasado tampoco disfruté tanto de Halloween.

—Yo también me apunto. —coincidió Hermione. —¿Ron?

—Está bien, como queráis. Pero pienso volver al Gran Comedor para disfrutar de los postres.

Todos rieron y cambiaron rápidamente de tema a algo más banal. Después de comer, Jade y los otros pasearon por el castillo disfrutando de la decoración de Halloween y del ambiente festivo. Cuando de casualidad pasaron cerca del pasillo donde Markus había abierto la bóveda maldita, Jade sintió un escalofrío.

—¿Todo bien, Jade? —le preguntó Hermione.

—Sí, no es nada.

—¿Tú también has escuchado los rumores?

—¿Qué rumores?

—Yo también los he oído. —intervino Ron. —Hace unas semanas, alguien hechizó todo este pasillo con hielo. ¡Filch casi se parte la rodilla por su culpa!

—¿De verdad? —Jade se sorprendió por el rumor. Dumbledore les había asegurado que intentaría que el caso no se diera a conocer. —¿Y quién fue el culpable?

—No se sabe. —dijo Hermione. —Tampoco es que sea una realidad, sólo son rumores. Pero dicen que era un hielo muy extraño, casi como una maldición.

Harry chocó con Jade, sacándola de la conversación y obligándola a apoyarse contra la pared.

—¡Auch! —se quejó ella. —Harry, mira por dónde vas.

Wizarding World: Las Bóvedas MalditasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora