CAPÍTULO 18 - EXPEDICIÓN

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Para la mitad del mes de noviembre, el grupo no había avanzado nada con la investigación de las bóvedas. A pesar de sus esfuerzos, no habían sido capaces de encontrar a nadie interesado en ellas más que Markus y ellos mismos, tampoco había ninguna pista que condujera a la siguiente bóveda. En teoría, Markus se encargaba de esa parte del plan, pero Andrew no podía dejar pasar la oportunidad de llevarse parte de la gloria por el descubrimiento.

Empezaba a hacer frío de verdad. Aún faltaba una o dos semanas para las primeras nevadas, pero a Hogwarts no le hacían falta para sentirse gélido y antártico. Por suerte, la Sala de Reuniones siempre estaba a una temperatura agradable gracias a la gran chimenea bajo el retrato de Nicholas Dearborn. Esa tarde, Andrew había reunido al grupo para poner en común posibles avances en la investigación, aunque se vaticinaban fracasos.

—Excelente, ya estamos todos. —dijo Andrew, tomando el rol de conductor de la reunión. —Vayamos al grano, ¿algún avance?

—Nada por mi parte. —Atwood parecía agotado. Sin duda, explorar el castillo era una tarea más cansada de lo que parecía en un primer momento.

—Yo he oído algunos rumores, pero todo relacionado a la Cámara de los Secretos. —Susane parecía estar disfrutando de esta misión en concreto. Era una persona muy sociable y había pasado todo el tiempo de misión buscando pistas en los rumores y las charlas informales del desayuno. —También he oído que Pansy Parkinson está coladita por uno de los jugadores del equipo de Slytherin.

—Eso no aporta nada a la misión. —gruñó Jade, quien había recuperado parcialmente su humor habitual. Seguía sin asistir a todas las clases, algo que le había causado problemas con el profesorado, pero no estaba tan malhumorada como semanas atrás. El cambio había sido bastante repentino, Andrew desconocía qué lo había provocado. —Por mi parte nada.

—Y más de lo mismo para mí. —sentenció Andrew, terminando con la ronda de informes. —No pensé que llegaría a decir esto en una investigación, pero no tengo ningún hilo del que tirar.

—Vamos, no digas eso. Eres Andrew, lo tuyo es pensar. —Susane parecía verlo mucho más simple de lo que era. Andrew no era una fábrica de ideas a la que se le pudiera meter carbón como combustible. Ciertamente, todo sería más fácil. —¿Y si te metes en el charco de Nimue para refrescar ideas?

—Ya lo he intentado, pero el estanque no está hecho para eso.

Andrew se había sumergido un par de veces más en las últimas semanas en el estanque del conocimiento. Por desgracia, no había sido capaz de volver a provocar algo tan informativo como su primera visión, en todos sus intentos se había quedado atascado en la primera sala blanca. La voz de Rowena no había regresado, tal como había previsto, y tan sólo tenía libre acceso al primer recuerdo del bosque y el rey de Camelot.

—Entonces será mejor que cortemos la reunión pronto y volvamos a las salas comunes. —dijo Atwood, poniéndose de pie.

—¡Eh, espera! —Susane también se puso de pie. —Acabamos de empezar, ¿por qué tanta prisa?

—En un par de días tenemos el partido debut de la temporada de quidditch, mañana hay entrenamientos temprano.

—¿Tienes miedo, Atwood? —dijo Jade, sonriendo con malicia. El partido era el derbi entre Gryffindor y Slytherin, todo un evento para la escuela.

—No, pero no dejo el resultado del partido a la suerte.

—Por favor, nada de quidditch durante las reuniones. —rogó Andrew, que había empezado a cogerle manía al deporte. —Nicholas, ¿algo que decir para evitar el fracaso de la reunión?

—Esta vez no, lo lamento. —El cuadro se había mantenido en silencio desde su llegada. Nicholas cada vez hablaba menos, adoptando más el papel de un guía que el de un tutor. Sólo rompía su silencio cuando se le preguntaba directamente o tenía algo importante que decir. —Creo que vuestra misión está siendo más difícil de lo que esperabais.

Wizarding World: Las Bóvedas MalditasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora