Capítulo 19. Magnificencia

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Primero de Diciembre

Narra Zayn:

-¿Qué hora es?.- Pregunté agitado mientras me desplomaba a un lado de Jake encima de mi cama.

-Las cinco de la madrugada.- Respondió él con una sonrisa.- No hemos parado en toda la noche Zayn, más bien tu no lo haz hecho.

-Necesitaba quitarme el estrés de alguna manera.- Mi manía mía de ponerme los brazos en la cara luego de liberarme.- Y tu lo haces muy bien, la verdad nadie lo hace como tu, y creo que nadie podrá superarte.- sonreí mientras el apoyó su codo en la cama y su mejilla en la palma de su mano para verme.

-Jefe, usted sabe que yo soy su esclavo, yo solo vivo para satisfacerlo en todos los aspectos.- sonrió el también.- Por ti Zayn, soy capaz de hacer cualquier cosa. Nunca en la vida había sido yo tan feliz, se que solo es sexo, pero el que tu pongas tus manos sobre mi de cualquier manera, es lo mejor que me ha pasado y pasará.

-Sabes perfectamente que no es solo sexo, tu sabes lo que siento por ti Jake, y no puedo ofrécete más, aunque quisiera, sabes que mi corazón ya esta dañado.

-Yo me encargaré de sanarlo una vez más.-me aseguró, solo sonreí, porque sabía perfectamente que eso era algo imposible, no hasta que me hubiera vengado de Anatoly y hacerle pagar todo el infierno que me hizo vivir en Pakistán.

Mi venganza hacia él ya estaba perfectamente planeada, hacerle creer que estaba totalmente de su lado, para que cuando menos se lo esperara, darle una puñalada por la espalda, me hubiera fascinado la idea de que tuviera familia, un hijo, una hija, para así cobrarme con ellos lo que le hizo a los míos, pero lamentablemente era un hombre solitario, cosa primordial cuando se trataba de estar dentro de la mafia, era por eso que tampoco yo me ilusionaba tanto con los chicos que conocía, que aunque eran seleccionado de lo mejor de lo mejor, por mi mismo, siempre huían cuando les decía lo que yo era en realidad y no solo un chico guapo con trillones de euros en una cuenta bancaria, además ese tipo de felicidad era lo que menos buscaba, yo ya no estaba vivo por el amor a alguien, a mi me mantenía vivo el deseo de venganza que crecía cada vez más y más dentro de mi. Yo estaba vivo solo por eso, al cumplir eso, lo que más deseaba era ya irme directamente a la chingada, un balazo en la cabeza y reunirme con mi familia donde quiera que estén.

-¿Nos dormimos o lo hacemos otra vez?.- Preguntó Jake con una sonrisa.

-No, nada de eso, ya va a amanecer, recuerda que tenemos que ir todos a esperar que nos traigan el cargamento de cocaína que les guardaremos los Rumanos.

-Fue una buena inversión ¿no?.- Me preguntó mientras me besaba en los labios y yo le correspondía.

-No sé, aún no estoy seguro de esto, me dan mala espina, algo me dice que tendremos problemas. Pero eso no pasa aún, mejor vístete, es hora de trabajar.

-Como usted ordene jefe.- me dio otro beso y se levantó desnudo sin nada, respiré hondo para no ir por él y regresarlo a la cama, era obvio que se había levantado así sin cubrirse ni nada y caminando de esa manera solo para provocarme, pero no lo iba a lograr, aunque si quiera regresarlo a la cama y nunca salir de ahí, teníamos más tiempo para tener sexo, ahora era tiempo de trabajar.

Un baño a las cinco con la mañana el primero de Diciembre con una temperatura de 5 grados bajo cero no seria una decisión muy buena que hubiera tomado cuando vivía en Pakistán, pero en esa casa, la temperatura estaba igual en invierno y verano, así que me metí en el agua, limpié todo el rastro de semen en mi cuerpo y además me relajó el hecho de sentir el agua me hacia sentir vivo, ese era el motivo por el cual siempre quería tener sexo con Jake, el sentir me hacía darme cuenta que seguía vivo, pero todo el tiempo la sensación de estar muerto era la que siempre estaba dentro de mi, era una sensación extraña, más bien como un zombi, solo vivía por instinto, al igual que ellos, el matar se había hecho una necesidad, y sobre todo, ya no sentía ninguna clase de culpa. En esa madrugada, en ese baño me había dado cuenta de la realidad, me había convertido en un zombi.

Excelencia (ziam) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora