El viajero de otra dimensión: Equestria

El bosque Everfree

El humano despertó violentamente en medio de la noche, su rostro estaba lleno de sudor. Una de sus manos temblorosas se dirige al velador y apenas abre su palma el artefacto sale disparado a su encuentro tal como si tuviera un imán, el calor tan intenso en su interior provoca que el humano la deje caer y ya en el piso se sacude con violencia soltando fulgores verdes y amarillos.

Green cerró los ojos y meditó, su corazón latiendo con fuerza en contra de su pecho «¿Qué es lo que te alteró tanto?» se cuestionó afligido el humano mirando con recelo al accesorio. Esta pregunta tenía más sentido de lo que cabría esperar, si bien el artefacto no estaba vivo, este si posee una pequeña conciencia, podía interpretar lo que ocurría a su alrededor y podía transmitir al viajero; como si fueran suyas, sus emociones. Y miedo era lo que le transmitió en ese momento.

Sabiendo que no sería capaz de dormir si se sentía así de vulnerable, salió de la habitación de huéspedes tratando de ser lo más cuidadoso posible para no despertar a Zecora, tránsito los pasillos y sus ojos se posaron sobre aquella librería del cual Twilight con anterioridad había sacado un libro para mostrarle un mapa de su mundo, en algún rincón de aquella pared había algo que lo llenaba de malestar.

Sus ojos recorrieron el lomo de cada libro en fila hasta sentir un nudo en su garganta al presenciar a uno de estos en particular, tomó en sus manos aquel libro de cobertura azul con letras doradas incomprensibles y lo primero que notó fue que su peso era anormal en comparación a su tamaño y que, además, su estructura no era de cartón o siquiera de papel. No era un libro, sino que un estuche.

El humano lo abre y ve con cautela su contenido, en su interior yace un collar oscuro en forma de pony y un cristal rojo incrustado en el medio, su atención es rota cuando el accesorio empieza a mecerse rápidamente y expulsar chispas verdes y negras «Esa es la misma reacción que tuvo con Twilight» pensó green mirando con curiosidad el amuleto hasta advertir un detalle bastante importante que había pasado por alto: poseía tanto alas como cuerno.

—La magia alicornio debe tener algo —dijo en voz baja para después ser interrumpido por una voz conocida.

—Así que el humano desolado, parece haber encontrado algo que es de su agrado —dijo Zecora vestida en pijamas y con cara de seriedad —Claro no es por ser entrometida, pero ¿qué razón tendrías para estar de pie todavía?

—Oh, hola Zecora...veras es que no pude dormir —dijo el humano sin mover un músculo. —Por eso pensé que tal vez si veía tus libros me dormiría, aunque sea viendo solo las imágenes, después de todo para mí son inentendibles.

—Pues allí está la duda que me he ideado, pues aquel libro por coincidencia no lo habrías encontrado —Zecora apuntó con sus cascos el libro que traía entre manos.

—Bueno yo... —el humano empezó con clara disconformidad.

—No te preocupes, no me he molestado —dijo ella con una sonrisa reconfortantes—Solo quiero saber cómo lo has encontrado, puedes confiar en mí pues en lo a que a mí respecta lo que has hecho no está errado, solo quiero que me cuentes la verdad... —el humano no sabía muy bien por qué le hizo tanto impacto que Zecora no terminara aquella oración con una rima, dirigió su mirada a sus ojos de súplica e incluso, muy dentro de esta, de empatía.

El humano suspira amargamente antes de responder y busca en su mente las palabras correctas antes de hablar.

—Perdón por mentirte Zecora, es solo que a veces no logran comprender mi accesorio y prefiero omitir algunos detalles. De hecho entre más les cuento de esto, más raro lo encuentran —dijo señalando el accesorio —En realidad el que no podía dormir era eso no yo, veras yo tengo una conexión con él...no sería capaz de explicarlo, pero lo que sí puedo explicar es que el me protege y yo también —green observó el artefacto con un semblante cansado, como si aquella conversación fuera un práctica común —Desperté porque me advirtió que en tu hogar hay algo especialmente peligroso, y eso asustó de alguna forma mi accesorio y por ende también a mí.