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"All these things I've seen and done
I live my life like I'm born to run."― I'm born to run, American Authors.
"-¿Cómo pretendes volver a Ilardya si no conoces siquiera donde estás parado?- Bastian se encogió de hombros, sin responder. El mayor suspiró. -Rodea la playa pero hacia el oeste, allí encontrarás cuatro caminos de piedra que te llevan al mismo lugar, el puerto que conecta con el Bosque. Te aconsejo que te subas a su lomo y lo hagas antes de que salga el sol, porque no creo que nadie más te tenga compasión si vuelven a encontrarte. -Hizo una pausa y luego agregó algo más antes de darse la vuelta y desaparecer. -Y no regreses jamás, ¿quieres? –"
Bastian, por supuesto, no le hizo caso para nada y en cambio se dirigió nuevamente al sur de la playa, allí donde había perdido a Oru por primera vez.
Su lobo blanco de la misma estatura que él caminaba a paso cómodo junto a su lado, pescando con su hocico pececillos del mar cada vez que podía. Su mano acariciaba su pelaje suave intentando que el movimiento lo tranquilizara como siempre solía hacerlo, más no podía conseguirlo del todo.
Esas últimas veinticuatro horas habían sido un completo desastre. Horas en las que se las pasó aterrorizado, exhausto y angustiado en cada segundo, con la cabeza nublada y sin poder desistir en el único objetivo que tenía en mente; encontrar a su lobo.
Haber perdido a Oru durante ese periodo de tiempo había sido de lo peor que le había pasado en su vida, y eso que había vivido atrocidades como nadie, pero es que no podía imaginar su vida sin él y las horas que pasó buscándolo fueron la prueba definitiva de que no podían estar separados, ansioso y con el corazón en la boca temiendo que lo descubran, pensando en su animal herido, desangrándose, torturado.
Muerto.
Se detuvo en seco y clavó las rodillas en la arena mojada. -Oru. -Lo llamó con la respiración entrecortada, el lobo se acercó al instante y Bastian solo pudo sostenerlo entre sus brazos. Apoyó su frente en su hocico y se concentró en su aroma junto al cosquilleo incesante que su pelaje le ocasionaba.
Oru, su fiel animal salvaje, era el único ser en todo el universo que Bastian amaba. No quería, no podía perderlo.
Lo observó nuevamente buscando alguna herida en su cuerpo pero no encontró rastro alguno de aquello, sus patas estaban firmes, su hocico frío pero sano y sus orejas puntiagudas se movían con cada sonido que captaban. Volvió a suspirar y a acariciarlo nuevamente detrás de una de sus orejas. -Realmente me has dado el susto de mi vida, pequeño. – Se sonrió a si mismo ante el apodo que le había puesto años atrás, cuando era verdaderamente un lobo pequeño. Ahora ese apodo no tenía sentido, pues el animal era igual de grande o más que él, pero las costumbres nunca mueren. -Ni se te ocurra hacer algo así otra vez, ¿me oyes?- Oru tildó la cabeza hacia un costado y Bastian tuvo que contentarse con eso. Volvió a ponerse de pie para indicarle que continuaran con la caminata, dejando que las dudas volvieran a colmar su mente. -De todas formas, ¿dónde demonios has estado? Juro que te busqué por toda la playa y nada. -El lobo claramente no le contestó, y Bastian deseó por millonésima vez en su vida que el animal pudiera hablar. En su mente, sería la persona más feliz del planeta si eso fuera posible.
Recordó con horror nuevamente la secuencia de la noche anterior, como el pelaje del animal se había erizado ante una amenaza que Bastian no podía detectar. Recordó sus aullidos desquiciados, alarmados, aterrados, rompiéndole los tímpanos. Recordó verlo correr en una dirección y luego en otra, en busca de la amenaza imaginaria que realmente no podía divisar, recordó sentirse entrar en pánico por no poder ayudar a su animal y luego atragantarse con el aire mismo al ver a su compañero desaparecer entre arena y maleza. Lo había intentado seguir a toda costa más fue imposible, Oru fue rápido y en menos de un minuto ya lo había perdido.
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unholy goddess
FanfictionEn el sexto milenio de la tierra nace Fenrai, tierra celestial de magia y riqueza. Allí, donde sus tres reinos conviven entre guerras y batallas, se alza el corazón de un universo de posibilidades y enigmas. En el aniversario del Juramento al Sol...