Emil

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"Cross your thoughtless heart
Only liquor anoints you
She's the albatross
She is here to destroy you


Devils that you know
Raise worse hell than a stranger
She's the death you chose
You're in terrible danger"
― The Albatross, Taylor Swift.

Emil Solerian no podía dormir.

Daba vueltas entre las sábanas de su cama despertándose cada vez más y dejando de lado los pequeños momentos de cansancio que lo alcanzaban y luego lo soltaban. No solo no podía dormir, sino que no podía cerrar los parpados sin volver a verla. Ella y esa bestia alada que le habían arrebatado el sueño de la noche y las semanas que le siguieron a su encuentro. Ese rostro fino que con tan solo verlo entre la oscuridad de la noche incendiaban su pecho con pura rabia y deseos de venganza.

Sabía, desde el fondo de su mente y corazón, que jamás en su vida podría borrar el recuerdo de aquella noche.

─── ⋅ ∙ ∘ ☽ ༓ ☾ ∘ ⋅ ⋅ ───

"-Su Majestad, el jefe del turno nocturno quiere hablar con usted. Anuncia que no piensa retirarse del lugar sin mediar palabra. –

El rey ante aquellas palabras esperadas dejó salir un largo suspiro de sus labios y enfocó aún más la vista en el perímetro de su improvisada trinchera. Se encontraba en lo alto de una de las colinas que rodeaban la frontera entre Lerah, la capital de Lestra y Nuram, donde habían desembarcado. La luz del atardecer lo bañaba todo de un color dorado precioso pero precario. Habían llegado pocas horas atrás en sus pegasos luego de rodear el lugar con barcos alarienses y guardias armados y ya era hora de que alguien quisiera hablar con él.

Los lestrianos que habitaban allí lo hacían en pequeñas casas de barro ubicadas una al lado de la otra en una hilera imperfecta que recorría la periferia sur de la pequeña formación de tierra que ellos llamaban "Isla Sur", conectada por un gran puente a las fábricas marinas donde, según Pol le había informado, la mayoría de quienes trabajan allí se dedicaba a cortar los peces que el puerto les traía, limpiándolos, sacándoles las espinas y la piel o cosechando los cocos de las altas palmeras que cubrían casi la totalidad del territorio para luego repartir la mercadería a la capital, tabernas y familias más adineradas que pudieran pagar el precio. El Consejo había decidido desembarcar directamente sobre las tierras trabajadas, pero el mal tiempo los detuvo ya que no podían llevar a cabo el plan que deseaban realizar en esas condiciones. Rodearon el lugar y decidieron entonces atrincherarse en una de las colinas altas a esperar a que el tiempo estuviera de su lado, algo que suponía ya no iba a suceder.

Sus ojos repararon a los pies de la colina en un hombre menudo vestido con un largo traje blanquecino que lo cubría de pies a cabeza, una bolsa tejida en su cintura y una boina negra. No parecía mucho mayor que su tío Zelos.

Descendió en el lomo de Saeta, su pegaso Real. El animal alado, además de Ezra, era lo único que realmente amaba de haber nacido en el seno de la Corona.

Una vez con los pies sobre la tierra, se encaminó en la dirección de aquel hombre con el metal de su armadura retumbando sobre la lluvia. El hombre se sacó su boina al mismo tiempo que alzó un brazo para estrecharle la mano. Emil titubeó por un segundo, pero supuso que debería empezar con su plan primero por las buenas y le devolvió el saludo al mismo tiempo que Gavril, Pol y otro puñado de guardias se posaban a su lado, rodeándolos.

Pol se acercó al hombre también para estrechar su mano y luego se dirigió a su Rey. -Su Majestad, Imen de Lestra, uno de los obreros con más antigüedad en su puesto de recolección de frutos. – Emil asintió con la cabeza y clavó sus ojos dorados en los negros del hombre. -Imen, Emil Solerian, Rey de Alariel y Lord del Sol. –

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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