PHOEBE GREY

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[ATENTOS!! EN EL FINAL HAY UN ADELANTO DEL CAPÍTULO 8]

Capítulo 7

''Tres podrían guardar un secreto si dos de ellos hubieran muerto.''

Cuándo Sawyer aparca frente al imponente edificio Grey House, ocurre lo impensable. Incluso desde el interior del coche, aun estando separada por cristales blindados y tintados, me llegan miles de los flash de cámaras de fotos. Lo primero que hago es quedarme pasmada sin pensar en nada, y más tarde voy alzando las cejas. ¿Qué narices está pasando? Mi corazón bombea rápidamente en mis oídos haciendo que no puedo oír bien.

Despacio, deslizo mi mano hacia el botón que bajaría mi ventanilla. Pero el estruendo de la puerta del conductor al cerrarse hace que me encoja.

- ¡¡Joder!! -grita Ryan golpeando el volante con sus manos después de un segundo.

- ¿Qué ocurre? -digo sin más. He despertado muy pasiva.

Se rié sarcásticamente y dice: - Lo último que nos faltaba por ver.

Decenas de periodistas con las cámaras preparadas esperan a que alguien se baje de un coche y se meta en el edificio para poderle hacer fotos. ¿Qué le está pasando al mundo? Sea como sea, Christian no trabaja hoy.

Desde el aparcamiento subterráneo accedo por el ascensor a la planta en la que se encuentra mi despacho, sin saber realmente que está ocurriendo. Espero que se abran las puertas abrazando la chaqueta y la camiseta que me dejó Julien unos días atrás. Todavía huelen a él. Es embriagador.

Abro la puerta del despacho y dejo la ropa sobre la silla frente mi escritorio. Las cortinas se elevan lentamente y veo Seattle por primera vez en todo el día. Estoy extrañamente optimista, voy a ver al francés. Pulso un botón en el teléfono, y me conecto automáticamente con mi secretaria.

- Charlotte, ¿Podrías localizarme al señor Blair en el edificio? -hablo mientras doy vueltas por la oficina.

- Courtney -me corrige y ruedo los ojos, siempre igual. Voy a tener que buscarme una secretaria que se llame Charlotte.- El señor Blair no está en el edificio, se encuentra en Francia.

Paro en seco y se me alzan las cejas automáticamente. Por eso trabajaba tanto el sábado... pienso mientras me rasco la frente. Mierda.

- Vale, gracias -corto la línea.

Me siento encima de la mesa y me sujeto las sienes con las manos, mirando a la nada. Mierda. Aveces odio mi trabajo. Me siento idiota por haberme ilusionado tanto solo... Solo por querer ver a una persona. Sólo es otro humano -terriblemente perfecto- pero... ¡JODER PHOEBE, ERES GILIPOLLAS! Ahora tengo toneladas de trabajo por hacer y mi dignidad por los suelos.

Llaman a la puerta y doy un saltito, me quito rápidamente unos mechones de pelo de la cara.

- Adelante.

La puerta se abre lentamente, insegura, y tengo que mirar más arriba de dónde yo creía que iba a haber una cara. En un impoluta traje gris claro, aparece Julien Blair con aspecto despeinado.

- Hola -sonríe un poco y cierra detrás suya.

Noto como el calor de las mejillas me sube a la cabeza, pero no me impacta tanto su presencia. Se supone que soy la vicepresidenta de la empresa. Fría y profesional.

- Hola -digo cuando recuerdo como se habla.- He traído la ropa que me...

- Oh, gracias -se agradece y coge la chaqueta, pero veo que en sus ojos algo va mal. Aun así, me sonríe cuando vuelve a hablar.- Puedes quedarte la camiseta, sé que te encanta bastante.