- ¿Jasper?
- Phoebe.
Me concentré en el ruido de fondo para hacerme una idea de donde es,taba, y, créeme, eso era de todo menos una biblioteca. Crucé los dedos por que no estuviese de nuevo allí. Cualquier sitio menos aquel.
Cerré los ojos, deseándolo con todas mis fuerzas.
- Phoebe lo siento lo siento lo siento -dijo entre jadeos.
Apreté los ojos y me pellizqué el puente de la nariz.
- Jasper que ocurre, que necesitas -le inquirí.
Me había convertido en su puta niñera, pero lo prefería antes que pasara algo malo y que nadie se enterase.
Que le pasase lo que a mi.
Eliminé las imágenes que corrían por mi mente y me centré en su voz turbia.
- Estaba bebiendo con unos amigos... y de repente ya no están.
Fruncí el ceño y apoyé la espalda en la pared de piedra, aunque rapidamente me arrepentí al notar el contacto frío con la piel descubierta. La noche estaba siendo surrealista. No podía estar llamandome por esta gilipollez.
- ¿Cuánto has bebido?
- Dos, ¿Tres copas?-contestó.
¿Copas? Maldito niño pijo. Por la musica y el ambiente que trasnmitían., podía adivinar que no era un sitio en el que sirvieran ''copas''.
- No he bebido mucho alcohol Phoebe te lo prometo.
Me pellizqué el puente de la nariz y respiré lentamente, rebuscando en mi mente una respuesta lógica a lo que estaba pasando al otro lado del teléfono. Su comportamiento no era el de una persona que solo había bebido dos copas, no era el comportamiento de mi primo. Era el tipo de chico que se quedaba encerrado en su casa estudiando, o en la biblioteca en el mejor de sus días.
Entonces, como en un flashback, me vinieron a la cabeza las imágenes de una etapa de mi vida no tan pasada, de la situación que le pedía a todo dios existente que no le estuviese pasando a mi primo. En medio de un bar de mala muerte, en el extremo más apartado del puerto de Seattle, la neblina de tabaco barato y la peste a alcohol lo empañaba todo. Gente a mi alrededor viendo a chicas semidesnudas bailando o llevando sus bebidas hizo que se me erizaran los bellos al recordar la sensación. Pero lo peor es lo que no se veía a los ojos de un novato que está de paso. Alguien como Jasper. Lo que se estaba llevando a cabo entre las manos de las personas escondidas en sus espaldas, camufladas en supuestos saludos o bajo las bandejas de las camareras. Un único propósito de todos: éxtasis. Más concreto una forma de este con apariencia de pastilla que echaban en las bebidas a los nuevos, para que volviesen. Los enganchaban.
Yo lo inventé.
Mi respiración comenzó a ser nerviosa y me sacó de las ensoñaciones su voz. Casi tan nerviosa como yo.
- Phoebe por favor por favor ven a recogerme estoy muy asustado -me rogó.
- Vale ire! pero dime donde estas MUY concretamente -empecé a buscar a Saywer con la mirada.
Le localicé donde lo había visto por ultima vez, cerca del baile, menteniendose apartado pero vgilándolo todo. Nuestras miradas no tardaron en cruzarse. Le hice un gesto con la mano señalando la dirección a la que iba, directa al parking y él discretamente asintió y se deslizó entre las personas.
-Pueeess...
Andé lo más rápido que pude sobre los tacones hacia el coche y escuché una voz con acento francés a mis espaldas gritar mi nombre. Pero no podía pensar nada más que en el rido de mis pasos y el ruido que no salía de la boca de mi jodido primo.
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PHOEBE GREY
Romance"No te confudas, soy libre. Yo no firmé ningún puto contrato, Christian" Phoebe Ella Grey, vicepresidenta de Grey Enterprise & Holdings Inc. La historia romántica que su madre nunca vivió. Las consecuencias de un pasado ensombrecido. Y las...