Pᴏᴛᴇɴᴄɪᴀʟ

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Luego de un par de horas, la paciencia de Violeta estaba a un electrodo más de agotarse.

—¿Esto es necesario?

—Absolutamente.

Violeta soltó un gruñido que hizo reír a Wilbur

—Vamos, ¿puedes soportar golpes de fuerza sobrehumana, choques eléctricos, y explosiones pero te molestan un par de cables? Por favor.

—Es trabajo.

—Ésto también.

—En todo este tiempo, solo he estado sentada esperándote.

—Ya llegará el momento de actuar, Workaholic.

—No me llames así... Además, tú no puedes llamarme así cuando duermes menos de 4 horas diarias.

—Nunca dije que yo no lo fuera. Ahora calla y ponte a meditar.

Ella rodó los ojos antes de cerrarlos y juntar las manos para meditar.

Su entrenamiento la había ayudado a concentrarae en casi cualquier entorno. Es necesario cuando necesitas sentir cada fotón a tu alrededor mientras un hombre-topo con un taladro subterráneo gigante hace que la tierra bajo tus pies tiemble a 8.5 grados Richter.

El aire salió de sus pulmones. Podía sentir la luz a su alrededor sin necesidad de abrir los ojos. Casi puede ver las manos ásperas de Wilbur, sus herramientas colgadas en la pared del laboratorio y los proyectos sin terminar arrumbadas en el suelo.

—Haz un escudo, por favor.

Violeta, aún con los ojos cerrados enfocó cada partícula en su poder y canalizó la energía en una pequeña burbuja frente a ella.

—¿Tienes que alzar la mano para hacerlo?

—No, supongo que ayuda.

—Crea un nuevo escudo sólo con tu mente.

Violeta regresó su mano a su regazo, solo hace escudos así cuando está sola; había descubierto que mientras trabaja, el hacer ver lo fácil que resulta para ella hacer uso de su don, hacía que la población se asustara; y lo entiende. Así que había aprendido a "bailar" con la energía que controla, así que hacía un performance cada que peleaba.

—¿Qué tanto has explorado tus límites?

—No tanto como me gustaría—. Admitió Violeta.

—¿Qué te detiene?

—No tengo un lugar seguro donde experimentar.

—Deberías decirle a Edna que te deje usar su probador, tienes mucho por intentar todavía.

A pesar de que Wilbur parecía muy sorprendido por las respuestas de Violeta, no despegaba los ojos de la pantalla.

—Lo sabía...— Violeta sabía que era astuta, pero lo que sea que estuviera pensando Wilbur, le preocupaba, él parecía estar tres pasos delante de ella. —Te contienes al pelear, ¿No es así? Eres todo una prodigio.

—¿Qué diablos sale en esas lecturas tuyas?

—Calibré los electrodos para que midieran pequeñísimos cambios de energía, y casi quemas mis medidores.

—¿Osea que no calculaste bien tus rangos?

—¿Por quién me tomas, mujer? Al contrario, solo estoy confirmando que soy un genio—. Wilbur se apresuró a retirar los electrodos que estaban pegados a las sienes de Violeta, a sus manos, y a quitar la red que había puesto en su cabeza. —Tu seño fruncido no me engaña, te esfuerzas para hacer escudos tanto como para mover un dedo.

Bastante visible para mi (Wilbur Robinson x Violeta Parr)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora