¡Mᴀ́s ᴅᴇsᴘᴀᴄɪᴏ!

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Ella levantó el teléfono y marcó un número que conocía muy bien, según sus cálculos, él debería de haber vuelto de la patrulla para esta hora, y tendría el resto del día para hablar. Dios mío, ¿hablar de qué? ¿acerca de cómo ella lo había dejado a su suerte en medio de una tensa situación familiar?, ¿Acerca de cómo ahora su padre podría descargar todas sus expectativas y sueños frustrados sobre él?

No, incluso con todo lo que estaba pasando, con la culpa de estar pasándola tan bien mientras sus hermanos vivían en una casa triste y repleta de secretos que no deberían serlo, extrañaba a Dash muchísimo más de lo que le gustaría admitir.

-¿Dash?

-¿Quién habla?

-Dash yo...

-Habla de una vez, ¿Quieres? No tengo todo el día-. Clásico Dash, es el sujeto más rápido del mundo pero siempre tiene prisa.

-¡Dashiell Robert Parr, esa no es forma de hablarle a la gente!

-¿Violeta?- La voz al otro lado del teléfono sonaba algo triste, pero esperanzada, aliviada. Ella se quedó en silencio, pensando en qué iba a decir ahora. -¿Sigues ahí?

-Si, aquí estoy.

-¿Qué...? ¿Cómo va todo?

Violeta resopló, parece que su hermanito está casi tan perdido como en ella en cuanto a las conversaciones incómodas.

-Yo estoy bien, Dash-. Tal vez no sea necesario empezar con los temas complicados. -Tengo una nueva receta, ¿sabes? Es interesante, un postre dulce con un toque salado-. Con el tiempo, los Super habían encontrado una forma de hablar de sus casos por teléfono, Violeta hablaba en código sobre un caso interesante, pero algo preocupante de no ser resuelto.

-¿En serio? A base de agua o leche-. Solitario o en equipo.

-Con leche, aunque es más espesa de lo que me gustaría.

-A ti nunca te ha gustado la leche, Vi.

-Claro que si, solo soy algo...

-¿Quisquillosa, estricta, cuadrada, cerrada, terca, mandona-?-Dash hablaba tan rápido que Violeta apenas pudo entenderle, la mente de su hermano es casi tan rápida como sus piernas cuando se trata de molestarla.

-¡Cállate de una vez, Dash!- A pesar de todo, estaba riéndose, podía escuchar la sonrisa juguetona de su hermano al otro lado del teléfono, en serio extrañaba a su gusano veloz. -Estoy volviendo a aprender todo esto. Es tedioso pero refrescante.

Cayeron en silencio de nuevo.

-Y... ¿Cómo está tía Edna?

-Tan fabulosa como siempre, ya la conoces-. Violeta bajó la voz. -Si crees que yo soy pesada es porque no has pasado un día en esta casa-. Dash rió.

-¿Y qué tal las cosas con ese chico Robinson? Jackie no deja de hablar de él. Tiene toda una familia de héroes y escoge idolatrar a un ingeniero, eh.

-Jackie es un niño listo, créeme que hace bien en admirar a Wilbur-. Violeta se sorprendió de sus propias palabras, más por la facilidad con las que las dijo que por su sentido en sí; si Wilbur la hubiera escuchado, no habría tenido una tarde tranquila por el resto de la semana (o de su vida). -Aunque de repente es casi tan infantil como Jack Jack, puede sacarme de mis cabales casi tan fácilmente como tú.

-¡Ja! Lo sabía, siempre hay un pero. Jack Jack siempre lo hace sonar perfecto.

-No seas así, Dash, te aseguro que tú también tienes tus peros.

-¿Yo? Soy la máquina humana, el bólido rojo, ¡El soltero más codiciado según-!

-¡Dash! Estamos al teléfono, ¿Recuerdas?

Bastante visible para mi (Wilbur Robinson x Violeta Parr)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora