CINCO

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A veces tu imaginación te juega malas pasadas; a veces no. Saber la diferencia puede salvar tu vida... o tu alma.

Desconocido.


Después de una larga semana Oliver le había entregado varias cajas a Victoria, en ellas varios expedientes de todas las Isabelle desaparecidas de los últimos cincuenta años y a pesar de que le tomó un par de horas encontró a su chica: Isabelle Aguilar, una chica de 17 años de edad que desapareció hace 29 años y que nunca fue encontrada, fue como si la tierra se la tragara, pero ella sabía, Isabelle fue asesinada por alguien que la quería lejos de algún chico y si quería ayudar al alma a cobrar venganza debía de investigar más, sin embargo, en ese momento era hora de poner en marcha su plan.

Isabella supremus tuus te petit, fidelis servus, exaudisti vocationem meam (Isabelle, tu Suprema pide por ti, tu mi fiel sirviente, haz caso a mi llamado)—. Pide Victoria prendiendo una veladora, al principio no pasa nada pero segundos después se apaga, un frío gélido que cala los huesos se siente y en frente a ella aparece el alma de Isabelle—. Te tengo una noticia, conozco tu nombre completo.

—¿Y cuál es, Suprema?—. Pregunta el alma con intriga, quería saber el nombre que alguna vez tuvo y que le fue arrebatado así como su vida, de un día para otro y sin explicación.

—Isabelle Aguilar—. El nombre es dicho y un fuerte viento abre la venta de la habitación, el pecho del alma se expande como si estuviera inhalando y el frío se intensifica, el viento es más fuerte que antes apagando la vela, hay estática en el aire y una pequeñísima sonrisa se pone en los labios de Victoria, sabía lo que estaba haciendo, el nombre no sólo otorgaba poder, sino pertenencia y sabía que esa alma le pertenecía, que haría cualquier cosa que ella le pidiera con tal de saber más, con tal de cobrar venganza—. Sé que buscas venganza y la vas a tener, pero necesito más tiempo para averiguar más, saber quien fue quien te hizo esto y hacerle pagar por ello.

—Te dará todo el tiempo que quieras... Porque lo que más deseo es hacer pagar a quien me hizo esto, quién me alejó del amor de mi vida.

—Y lo hará, pagará por todo lo que te hizo y se arrepentirá el resto de sus días... Sin embargo, necesito tu ayuda—. Victoria había sido clara.

La encomienda había sido sencilla, aterrorizar a Beatriz, la castaña quería asustar un poco a la casi rubia, es por eso que se encontraba afuera de la casa de Beatriz, tirando tierra del bosque en donde había invocado a Isabelle, podía ver un par de luces prendidas en el hogar de la chica así que apunto con un dedo una de las habitaciones haciendo que el alma desapareciera.

—Beatriz...—. Susurra Victoria desde su posición mientras que con una daga hacía un corte en su palma y dejaba caer gotas de sangre en el césped—. Beatriz...—. Una risita se le escapa y da media vuelta, el juego apenas comenzaba.

BrixtaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora