7. Todas las leyendas son ciertas

155 11 85
                                    

Todas las leyendas son ciertas si sabes qué partes interpretar, Valentino lo aprende junto a Enzo cuando apenas es un niño y viajan dos los juntos a Ciudad Amurallada. Es la fortaleza más segura del Reino de la Tierra, construida literalmente dentro de una montaña y sus puertas de roca maciza solo se abren con un control de la tierra experto, no cualquier maestro lo hace.

Él ya era capaz de hacerlo en ese momento, con apenas nueve años, y sorprendió a todos menos a Enzo.

—Vos vas a ser el mejor, Valen —le había dicho su amigo en aquel momento— los espíritus de la Tierra me lo dijeron anoche.

Enzo tiene razón, en realidad, y rápidamente se convierte en el maestro de la tierra más poderoso que ha habido, al menos tan joven. Su carácter es de temer y aunque se le insinúa levemente que debería dejar de entrenar tierra control cuando se presenta como omega seis años más tarde, un simple gesto de su mano es suficiente como para que esa idea nunca se mencione de nuevo en su presencia.

Enzo no tiene tanta suerte, pero su amigo es fuerte y poderoso y él sabe que entrena a escondidas, muchas veces lo ayuda a hacerlo y está muy orgulloso cuando se rebela contra su padre. El rey de la Tierra es un tirano, nada nuevo por sus tierras, pero todavía ama a su nación y a las personas inocentes y humildes que viven en ella, así que se capacita como guardia y rápidamente asciende en rango, superando por mucho a muchos alfas. Los mismos alfas que susurran a sus espaldas con veneno en la voz la mentira de que ha llegado alto por abrir las piernas, pero es ciego, no sordo, así que los atrapa contra una pared y los deja allí unas horas, para que aprendan a tener la boca cerrada.

Nunca ha estado con un alfa ni le interesa, se lo pasa en grande con otros guardias omegas y sabe casi desde que se presenta que su destinado es otro omega también. Espera con ansias el momento de conocerlo, aunque presiente que está lejos.

Lo estaba, en realidad, pero sonríe cuando finalmente siente la vibración de Santiago Vaca Narvaja la noche que Enzo regresa a Ciudad Capital junto a su esposo y más aliados. Parece que el mismo Enzo ha recuperado al omega del que lleva doce años hablándole y se alegra por él, tanto como sabe que Enzo se alegra de que haya encontrado a Santiago.

El omega vibra de forma especial para él, huele increíble y le gusta como se siente su mano entrelazada con la suya mientras caminan, dirigiéndose a Ciudad Amurallada. No puede verlo, pero sabe que ese no maestro, Blas, mira a su omega con demasiado interés, pero decide que no le disgusta. La decisión de regresar o no sus sentimientos le pertenece a su destinado, no a él, y parece un buen alfa. Vibra diferente a como lo hacían los alfas de palacio, así que le da el beneficio de la duda a Blas Polidori.

—Estamos llegando —dice, sintiendo con su control de la tierra a las miles de personas que hay ocultas tras los muros de Ciudad Amurallada, que se alza grande e imponente a unos kilómetros de donde están.

Santiago aprieta su mano y él la acaricia, calmándolo. Su omega es un maestro del agua y un sanador nato, no está acostumbrado a pelear, pero él sí, y deberían pensárselo bien antes de atacar a su pareja destinada. Su control de la tierra es grande y poderoso, y no dudará en utilizarlo a muerte para defender su vida.

—Acá es donde nos dividimos —dice Enzo, y él entrelaza su mano con la de su omega.

Nada los separará, está seguro.

***

Blas Polidori mira las puertas de la enorme fortaleza que tiene delante y traga saliva. No es una maestro de ningún elemento y mucho menos de la tierra, así que las puertas no se abrirán para él, pero sabe que tarde o temprano alguien lo detectará. Hay maestros de la tierra entre los rebeldes, su grupo es consciente de ello, no serían capaces de alojarse dentro de Ciudad Amurallada en el caso contrario.

Elemental [Poliamor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora