14. El viejo mundo y el nuevo

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Matías siente el cambio en su manada y en el mundo entero cuando finalmente ponen a Emanuel Parga entre rejas, y Agustín, Enzo y él se pasan los siguientes cuatro meses reorganizando el mundo, junto con Fran, Esteban, Blas, Valentino y Santiago.

Juani y Andy están allí cada vez que los necesitan para algo, pero ambos omegas prefieren un rol más calmado y se dedican sobre todo a acoger a los huérfanos que ha dejado la guerra y a ayudar a omegas como Pipe, que sale de cuentas dos semanas después de que Emanuel Parga haya sido oficialmente derrotado.

Santiago siempre está con él, y por extensión también lo están Blas y Valentino. El omega ciego cumple la promesa que le hizo al mejor amigo de su compañero omega solo unos días más tarde de ganar la guerra, el antiguo alfa de Pipe combatió en el estrecho de Kaleos y Valentino también, así que Matías y el resto de la manada saben a dónde va el omega ciego cuando se despide de Santiago y de Blas una mañana y regresa al anochecer.

No tiene ni un rasguño y sonríe de oreja a oreja, exactamente como esperaba.

—Ese alfa nunca te hará daño de nuevo. —dice cuando regresa, lanzando algo en dirección a Pipe. El anillo de compromiso que Diego aún llevaba al cuello— Y te cuidaremos a vos y a tu cachorro cuando nazca, no te preocupes por nada.

Pipe asiente, todavía muy embarazado y sentado entre Rafael Federman y Rocco, emocionado hasta las lágrimas, y le agradece al omega ciego lo que él no era capaz de hacer.

Su bebé viene al mundo poco después, mientras Agustín, Enzo, Fran y él se enfrentan a una tediosa reunión con los que habían sido miembros importantes de la extinta Nación del Fuego y del antiguo Reino de la Tierra, con consejeros de las Tribus del Agua también presentes. Se queda a medias, por supuesto, el nacimiento del bebé de Pipe es más importante y le encanta como huele Enzo cuando conoce al cachorro recién nacido.

—Hola, cosita linda... —oye como murmura su marido omega, rozando su nariz con la del bebé— Te vamos a querer tanto, pequeña papita...

Lo abraza por la espalda mientras Agustín se adelanta para hablar con un agotado Pipe, y sus manos recorren el vientre plano de Enzo con anhelo. Quiere dejarlo embarazado, siempre ha querido hijos con él, pero sabía que su esposo no estaba seguro después de toda la presión que sus propias familias pusieron sobre sus hombros.

Las cosas son muy diferentes ahora, con el señor del aire entre ellos oliendo dulce por su reciente embarazo, despertando el anhelo en él y en su esposo.

—Ya quiero que tengamos una pequeña papita de los dos, y que crezca acá... —murmura, recorriendo el vientre de su esposo con amor— Me muero de ganas, mi amor.

Su esposo huele ligeramente a timidez, algo no muy común en él, pero asiente.

—Tendremos a nuestra papita... —le dice Enzo, girándose aún con el cachorro de Pipe en brazos para besarlo— Pero después de que Agus de a luz, tenemos tanto que organizar y construir, alfa... Quiero que nuestros cachorros vivan felices y en paz, todos los que tengamos.

No se le escapan las palabras exactas que usa su marido, ni tampoco a Agustín que recién regresa a su lado.

—¿Todos? ¿Querés más de dos cachorritos, mi obsidiana?

Enzo está sonrojado, pero asiente antes de dejar al cachorro recién nacido en los brazos de Agustín, que huele todo feliz cuando lo carga.

—No lo sé, yo... Quiero al cachorro que crece en tu pancita, pies ligeros, y también quiero llevar uno en la mía...

Los abraza a ambos, acercándolos más a su cuerpo y los cubre con su aroma a alfa protector. Una parte de él nunca se olvida de que han ganado la guerra, pero muchos de los seguidores de Parga aún siguen en libertad y el olor dulce de Agustín mezclado con el aroma a miel y manzanas de su esposo lo pone especialmente posesivo.

Elemental [Poliamor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora