8. Vínculos

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No tienen gran cosa que hacer los días siguientes, en realidad, pero afortunadamente están en una parte alejada del bullicio de la ciudad y nadie los detecta. Blas va y viene casi todos los días, manteniéndolos informados y asegurándose de que no lo siguen ni los buscan a ellos, pero esa ya era una parte bastante abandonada y lo está más desde que esos alfas echaron o eliminaron a los omegas maestros y a todos los demás que no estuviesen de acuerdo con su ideología, fuesen o no maestros.

Enzo echa un vistazo y casi tiene ganas de sonreír de lado como hace Valentino a veces. La mayoría allí presentes son omegas y él sabe bien que tanto Agustín como él son más poderosos que su propio alfa. Valentino es el maestro de la tierra más poderoso que existe y sabe gracias a Fran que Santiago es el mejor sanador. Es una ironía que se oculten allí, en el sitio donde más los odian.

No hacen gran cosa por las mañanas, practica tímidamente el control de la tierra con Valentino mientras Matías y Esteban hacen lo mismo, no pueden hacer mucho en interior pero es mejor que nada. No le sorprende que Agustín decida seguir meditando ni que Fran se una a él, sigue pegado a su omega y no le molesta, ya no, pero sí lo sorprende ver cómo Agustín le tiende una mano a Santiago, invitándolo con ellos el tercer día que pasan allí. 

El omega rubio lo mira y después a Fran, y después se une tímidamente.

—Nunca medité de esta forma —oye le dice algo cohibido, y puede imaginarse perfectamente que se avergüenza de lo celoso que estaba de él antes, pero el corazón de Agustín es grande y bondadoso. No sabe que es el rencor, o no lo sabía antes de esa guerra.

—Yo te enseño —le dice su omega, y se acerca un poco más a él— junta las manos así, y respira hondo, Santiago. Tenés que sentir tu poder como una extensión de tu cuerpo, de tu alma. Busca a los espíritus y ellos te encontrarán.

Santiago asiente y se coloca como amablemente le enseña su omega.

—Podés llamarme Santi —le dice tímidamente antes de cerrar los ojos y unirse oficialmente a la meditación grupal.

Agustín sonríe ante eso y después lo mira a él, con tanto amor en su mirada verdosa que sigue haciéndolo temblar como si el tiempo no hubiese pasado. Se desconcentra y Valentino lo hace caer con un movimiento que podría haber esquivado.

—Sos un cursi, Vogrincic —le dice Valentino, sonriendo de lado, pero es su mejor amigo por algo y no duda en devolvérsela.

—Vos también lo sos con tu omega, Alonso. —se ríe, dando por concluido su entreno y acercándose para abrazarlo— Creía que nunca te vería con una pareja, siempre andabas de omega en omega.

Valentino le sonríe de vuelta, pero acepta su abrazo y lo corresponde.

—Mi Santi es especial —le dice con un sonrojo nada común en él, y realmente le encanta esa visión. 

Valentino ha encontrado a su pareja para siempre y está muy feliz por él, como sabe que su amigo está feliz de que él haya recuperado al omega que le quita el sueño desde los quince años. Está siendo cursi de nuevo, pero no le importa. Solo Matías puede percibir sus pensamientos por su vínculo, pero Valentino lo conoce demasiado bien después de todo.

—Es muy hermoso, Enzo. No entendía porque estabas tan enamorado de un maestro del aire, pero ahora que lo veo sí lo comprendo. Su alma vibra muy bonito.

Sonríe, sabiendo bien que Valentino no habla del físico. No puede verlo, pero no lo necesita, su amigo ve mejor con el control de la tierra que todos los demás con sus ojos.

—Santi también es muy lindo —le dice, y suelta una risita— y físicamente también, te lo buscaste hermoso, Valentino.

Valentino le sonríe de lado.

Elemental [Poliamor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora