9. El enemigo

119 10 112
                                    

—Claro que te ayudaremos —está diciendo Agustín, consolando a Rafael Federman como puede— haremos todo lo posible para salvar a tu omega, ¿cómo se llama?

Enzo lo observa, recostado en su alfa Matías y con las manos de este en su cintura. El omega que ahora comparten es bueno y compasivo, pero está decidido a asistir de incógnito a la reunión de esa noche, esa a la que finalmente asistirá el líder de la rebelión, y teme que eso lo cambie. Que los cambie a todos, en realidad, que lo que sea que vayan a ver les llene el corazón de odio.

Pero es algo que tienen que enfrentar eventualmente, no pueden esconderse para siempre.

—Tranquilo, precioso... —le susurra Matías, percibiendo sus pensamientos en su vínculo, y sus manos acarician suavemente su cintura— Nuestro precioso es fuerte, encontraremos la manera...

Asiente, aunque no está seguro del todo, y vuelve a escuchar la conversación que mantienen Agustín, Santiago y Valentino con Blas y Rafael.

—Se llama Rocco... —murmura el alfa de ojos azules— Es un maestro del aire, lo inmovilizaron y cuando lo secuestraron yo no estaba allí para defenderlo, pero yo solo no puedo rescatarlo y tengo tanto miedo...

Blas está con él, una mano en su hombro y se lo aprieta en señal de apoyo. Blas no tiene pareja, pero ve como mira a Valentino y a Santiago y ellos probablemente también se hayan dado cuenta, Valentino es ciego pero no estúpido y su pareja es perspicaz como todo maestro del agua.

Como Fran, piensa, y sus ojos se posan sobre él. Esteban lo mantiene cálidamente abrazado y son claramente una pareja aunque no lo hayan dicho, quizá ni siquiera lo hayan hablado porque la situación no es la más conveniente para que surja el amor, pero tampoco lo es para él y para Agustín y estaría loco si estuviese dispuesto a solarlo otra vez. El maestro del aire es suyo, su alma le pertenece aunque dejará que sea libre, el aire no puede ser contenido ni tampoco el agua.

Fran lo mira en ese momento y sus ojos verdes lo hipnotizan, pero desvía rápidamente la mirada. Últimamente lo encuentra más atractivo, irónico cuando hace apenas unas semanas prácticamente lo había amenazado por estar demasiado cerca de su omega, pero eso es pasado. Agustín es suyo y de Matías, pero sabe cuanto le gusta Fran y ya no le molesta verlos besarse suavemente.

Él también quiere, pero se recuesta más en los brazos de su alfa y sigue escuchando la conversación.

—Con esto pueden hacerse pasar por alfas —está diciendo Rafael, y ve los parches de olor en sus manos, muy parecidos a los parches anticonceptivos que usaba en cada celo. Ya no tiene acceso a ellos y eso es otra preocupación, pero su celo aún está lejos— me costó mucho conseguirlos, quería usarlos para huir con Rocco, pero su vientre no engañaría a nadie igualmente y no puedo perderlo, no puedo...

Siente lástima por el alfa y sabe que Valentino también, ambos son maestros de la tierra y pueden sentir como vibra para ellos. Huele todo a tristeza y a desesperación, y lo compadece.

—Te ayudaremos —dice Agustín, tomando uno de los parches. Está decidido y como cada vez que su omega toma una decisión, no hay nada que pueda decirle que lo haga cambiar de idea— no puedo permitirlo, no podemos, y además tenemos que estar allá. Tenemos que ver a qué nos enfrentamos, con nuestros propios ojos.

Se adelanta para tomar otro de los parches, dejando sólo dos más en las manos de Rafael.

—No irás solo —dice firmemente— y tenés razón, tengo que ver a quien tengo que matar con mis propios ojos. Nadie te tocará, ni a ningún otro omega. Esto tiene que parar, y tenemos que pararlo nosotros.

Sabe que no es lo que Agustín desea, su omega preferiría capturar a su enemigo, pero no está seguro de que eso vaya a ser posible y no va a dudar en aplastarlo con su poder hasta asfixiarlo si le toca uno solo de sus cabellos a su omega.

Elemental [Poliamor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora