11. El ritual

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Fran se sorprende cuando Agustín va a buscarlo esa noche, cuando falta apenas un día para que hagan el ritual, pero siente que una parte suya esperaba esa visita. Hay algo entre ellos, algo que solamente ellos comprenden, y su compañero no se meterá en eso como sabe que tampoco lo harán los del señor del aire.

No es habitual que sea Agustín quien lo busque, no al anochecer de esa forma que se siente tan íntima, pero está solo a propósito. Esteban no lo acompañará esa noche, su alfa va a dormir con Enzo y con Matías y siente su aprobación en su reciente vínculo para lo que sabe que va a hacer con otro omega.

Él nunca engañaría a su alfa, pero el agua no tiene barreras y Esteban sabe perfectamente donde está y con quien, así que cuando Agustín entra en su tienda con un suave sonrojo en sus mejillas, tiene la confirmación de lo que pasará entre ellos.

—Fran, precioso... —oye como lo llama, y él le hace un gesto para que se siente a su lado en la cama. Le encanta su suave olor a vainilla, aunque siempre hay notas de los aromas de Enzo y de Matías en él— ¿Y tu alfa?

Le sonríe, tirando de él en un beso suave. Un preludio.

—No estará acá esta noche. —le dice, y puede ver en sus ojos verdes que comprende lo que de verdad le está diciendo, dejándole la puerta abierta— Él está con tus compañeros, mi amor. Somos solo vos y yo, Agus...

Es el otro omega quien lo besa, y él ronronea en ese beso. Se vuelve menos inocente según avanza y lo atrae más cerca, pero las cosas nunca son apresuradas con Agustín y lo que van a hacer tampoco lo será.

—Solo vos y yo... —repite Agustín sobre sus labios, y él asiente, rozando su nariz con la suya— No quiero que nuestra primera vez juntos sea durante el ritual, quiero...

Sabe perfectamente lo que el otro omega quiere, porque él siente justo lo mismo.

—Nos merecemos esto —murmura, buscando sus labios de nuevo— nos merecemos estar juntos así, hacer el amor solo vos y yo, Agus, precioso...

Agustín asiente, ronroneando de acuerdo, y se deja llevar por sus besos. Cuando se quiere dar cuenta, está con él en esa cama, gimiendo en su boca mientras le acaba de quitar la ropa. No es el primer omega con el que está, pero hay algo en él que lo hace desearlo como nunca antes.

No sabe si son sus ojos verdes y sus rasgos suaves iluminados por la luna casi en su totalidad, su aroma a vainilla teñido con excitación o la forma en la que lo besa como si se lo quisiera comer poco a poco, pero solo hay una cosa que quiere.

Abre las piernas para él, invitándolo, y Agustín lo mira sonrojado.

—Yo nunca... —murmura, algo inconexo, pero se está volviendo bueno en descifrar a los Nómadas del Aire— Nunca lo hice, no así...

Asiente, comprendiendo, y hunde la mano en su cabello cuando vuelven a besarse como si quisieran devorarse.

—¿Pero querés? —le pregunta, y ronronea cuando Agustín asiente, aunque ve la duda en su mirada— Está bien... Me gustará, precioso, como me gustas vos...

Agustín asiente y se coloca mejor para tocarlo así, y él gime cuando siente sus dedos. El otro omega avanza lento pero seguro, probando y sabe que lo observa todo el tiempo, fijándose en sus expresiones y en sus gemidos.

—¿Así, mi amor?

Es la primera vez que Agustín lo llama así, así que asiente mientras lo atrae de nuevo en un beso. Pronto necesitará más que solo sus dedos, pero le gusta como se siente hacer eso con él, la intimidad, la confianza, su amor fluyendo entre ellos.

Elemental [Poliamor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora