❝ Tu amo ordena y tú obedeces ❞
❝ Tu me perteneces ❞
Taehyung el Omega más posesivo y demandante, no cumple exactamente con los estándares de los omega, sin embargo, a él poco le importa eso, teniendo a su Alfa Jeon Jungkook el mundo entero está a s...
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Corea del Sur, Seúl
Un estruendoso sonido resonó por el lugar, el vidrio chocó contra la pared con gran brusquedad y causó sorpresa a la asistente presente en la habitación. Ella bajó la cabeza temblando levemente por el temor, temor hacía su jefe. Éste se encontraba furibundo, siendo la información que la omega le había dado, la causa de su estado.
—Repite lo que dijiste Jennie, creo que no escuché bien— Con respiración pesada por la molestia, el alfa masculló en su dirección. Su rostro se encontraba rojo por la furia y frustración que sentía en esos momentos.
La fémina intimidada no despegó su mirada del suelo. Cuando su jefe se enojaba de aquella manera, ella lo evitaba a toda costa. Lamentablemente está vez le tocó darle las malas noticias al alfa,quien al momento de escucharlas, aventó el vaso dónde bebía un trago de Whisky contra la pared.
—¡Habla!— gritó Eunwoo.
—La Unione Corse formó alianza con los Rusos— con rapidez repitió Jennie, levantando lentamente la mirada hacía su jefe para verle.
El alfa con un gruñido lanzó todo lo que había en su escritorio hacía el suelo. Furioso en sobremanera. Con respiración pesada, pasó sus manos por su traje negro, intentando vagamente calmarse con aquello, siendo completamente en vano.
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Jeon se le había adelantado. A pesar de que ya tenía todo planeado, el perder la mercancía no ayudó. Pensaba en volver a hablar con Lee para hacer otro trato pero Jungkook se le adelantó. Había enviado a algunos de los suyos para mandarle el mensaje al peligris, esperando escuchar buenas noticias pero recibió las peores.
El sonido de la puerta lo hizo llevar la mirada hacía está, viendo a su esposa asomarse por ella.
La omega entró al despacho de su marido, vistiendo un delicado vestido suelto de color negro, un tono que resaltaba su piel tan blanca como la nieve. Aquella prenda llegaba hasta sus rodillas, usaba a conjunto unos tacones altos de aguja y mantenía su largo cabello castaño suelto.
Era una Omega fría, poco usual para su casta puesto que, normalmente, estos eran catalogados como tiernos y dependientes, tan diferente a ella. Se había casado con Cha desde hace un tiempo atrás, no por amor, sino por conveniencia.
