Parte 3

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Axel y Adam salen de la licorería de El Mono con una gran cantidad de alcohol y otros productos, todos obtenidos sin costo alguno para ellos.

Mientras se suben al auto y abandonan el lugar, unos minutos más tarde, divisan un camión grande y cargado que circula por la carretera hacia la salida de la autopista, lo cual les resulta inusual y llama su atención.

—¿Qué hará ese camión por aquí cerca del barrio? —le preguntó Axel a Adam mientras conducía.

—Es muy raro que esté transitando a esta hora y por esta zona. Vamos a seguirlo —propuso Adam.

—Mejor dale la voz de alto por el megáfono y revisemos ese camión —dijo Axel.

—Sí, eso voy a hacer —dijo Adam, tomando el megáfono mientras Axel encendía una baliza y la colocaba en el techo del auto—. El camión VM-1955, párese a la derecha —anunció Adam por el altavoz.

El camión seguía su curso, haciendo caso omiso a cualquier intento de detenerlo.

—Vamos a pedir apoyo a la UTS —indicó Adam.

—No, vamos a hacer esto solos. Ellos van a querer llevárselo si encuentran algo ilegal. Nosotros le podemos sacar provecho a esto —planteó Axel.

—Pero es que el camión no quiere parar, Axel.

—Ya yo lo voy a hacer parar.

Axel aceleró el auto y se colocó delante del camión, obligándolo a detenerse bruscamente. Los chicos descendieron rápidamente del vehículo y apuntaron con sus armas al conductor y a los acompañantes, quienes salieron armados con escopetas, preparados para enfrentarlos.

Ante la visión de sus adversarios armados, Axel y Adam no dudaron en responder disparando. Sin embargo, los hombres del camión, al verse en desventaja, se rindieron rápidamente. Axel y Adam procedieron entonces a esposarlos.

—¿Quiénes son ustedes y qué traen en el camión? —preguntó Adam mientras terminaba de esposar al conductor.

—Traemos electrodomésticos —respondió el conductor.

—Me imagino que ilegal porque si no, no nos hubieran apuntado con esas escopetas —dijo Axel.

—Esta mercadería es del J.J., así que no les conviene meterse con ella —informó el conductor.

—No nos interesa, somos la policía y ustedes son delincuentes. Así que nos llevamos el camión —dijo Axel.

—¿Cómo que nos llevamos el camión? ¿Estáis loco? —preguntó Adam, silenciosamente y acercándose a Axel.

—Yo tengo dónde llevarlo, lo descargamos en el galpón de mi tío Leo y luego quemamos el camión —respondió Axel en un tono bajo.

—Bueno, está bien. ¿Y qué vamos a hacer con ellos? —preguntó Adam, señalándolos con un gesto.

—Vamos a amarrarlos bien y los dejamos metidos en el monte hasta que los encuentren —contestó Axel.

—Axel, ¿y si nos denuncian?

—Tranquilo, Adam. Esto es contrabando. ¿Quién nos va a denunciar si es ilegal?

—¿De dónde sabéis tantas cosas de policía, Axel?

—De las películas. Así que vamos a apurarnos.

—Está bien, hagámoslo ya, antes de que me arrepienta —manifestó Adam.

Axel y Adam ataron a los hombres y los llevaron hacia el interior del monte, tal como habían acordado previamente. Una vez finalizada esta tarea, condujeron el camión hasta un galpón perteneciente al tío de Axel, conocido por sus actividades poco ortodoxas. Al llegar, se encontraron con Leo y comenzaron a descargar el contenido del camión, descubriendo cajas de una amplia variedad de productos: televisores, neveras, computadoras, equipos de sonido, cocinas y muchos otros artículos más.

DOS FALSOS POLICIASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora