Dos influencers que son mejores amigos deciden juntarse en una sola casa junto a otros dos amigos para volver a vivir la experiencia que tuvieron la primera vez que quedaron juntos en una casa.
Pero los problemas empiezan a asomarse cuando a uno de...
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Más tarde, cuando Tatiana y Álvaro regresaron, los encontraron todavía en el sofá, claramente más cercanos y relajados. Tatiana sonrió ampliamente, sintiéndose orgullosa de su trabajo.
—¿Y bien? —preguntó Álvaro, con una sonrisa traviesa—. ¿Qué tal la película?
—Muy buena.—respondió Apolo, mirando a Miguel.
—Una puta basura.—añadió Miguel, susurrando mientras sonreía.
Tatiana y Álvaro se sentaron con ellos riéndose, y la conversación volvió a fluir con facilidad.
—¿Qué os apetece hacer ahora? —preguntó Tatiana después de un rato, con una mirada sugerente hacia Álvaro.
Álvaro captó la indirecta y añadió—: Aún queda mucha tarde por delante.
Apolo miró a Miguel, dejando claro que le daba a él la opción de decidir.
—Podríamos hacer algo todos.—dijo Miguel—. ¿Qué tal unas partiditas al Uno?
—Sí, me gusta la idea. —respondió Apolo, sonriendo—. Un poquito de competencia no estaría mal...
Tatiana sacó la baraja de cartas mientras los demás se acomodaban en el salón, con refrescos y algo de picar al alcance.
—¡Venga, mezclo yo! —dijo Álvaro, cogiendo la baraja y empezando a barajar las cartas.
—Preparaos para perder, cara truchas.—dijo Tatiana con una sonrisa traviesa, sentándose frente a Álvaro.
—Me has sacado la frase de la boca, Tati —respondió Álvaro.
Apolo y Llanos se sentaron uno al lado del otro. Miguel aún sentía el cosquilleo y la sensaión de que aún se sentía un poco raro al lado de Apolo. Puede que incluso, algo de incomodidad siguiera flotando a su alrededor, pero no quería pensar mucho en ello para que no volvieran a estar como al principio del día.
Álvaro repartió las cartas: siete para cada uno, y dejó la pila de cartas en el centro, le dio la vuelta a la primera carta. Era un cuatro amarillo.
—¡Empiezo yo! —exclamó Tatiana, colocando un ocho amarillo en la pila—.
—Vale, sigues tú, Apolo —dijo Álvaro.
Apolo miró sus cartas y sonrió, colocando un ocho rojo sobre la pila.
—Gracias. —comentó Miguel, poniendo un seis rojo encima del ocho—. Tu turno, Álvaro.
Álvaro sonrió ampliamente y jugó una carta de "Cambio de sentido" roja. —Vuelves a jugar, Llanos.
Miguel se rió y puso un nueve rojo. —Te toca, Apolo.
Apolo miró sus cartas y, con una sonrisa maliciosa, jugó una carta de "Salta" roja. —Tatiana, te toca.
