Dos influencers que son mejores amigos deciden juntarse en una sola casa junto a otros dos amigos para volver a vivir la experiencia que tuvieron la primera vez que quedaron juntos en una casa.
Pero los problemas empiezan a asomarse cuando a uno de...
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—Hubo días... antes de llegar aquí... —Miguel sabía que era el momento de acinserarse. —Cuando hacíamos las bromas. —Apolo asintió. —Ya sentía cosquillitas...
—No te voy a decir lo que sentía yo...
—¡¿Apolo?! —se rió Llanos y Apolo con él.
—Nada, nada... prosigue...
Llanos se frotó la cara con una mano y se relamió el labio para seguir. —Ahm... —otra risa suave le cortó la frase. —Yo... vi tus notas y creo que me asusté más por el tema de descubrir lo que sentía que el miedo real de dejar de hablar.
Apolo se tapó la cara con las dos manos para tapar otra risa.
—Que sí, te lo juro. O sea... yo ya sabía que sentía algo que ni de lejos era el tema de amistad, pero es que me daba cague aceptar que tenías razón en el "Quién es más probable qué".
—¡Hostia, es verdad! —Apolo se rió fuerte. —Al final hemos sido los dos.
—Pues eso, —le acarició el pelo a Apolo—. que tenía miedo de aceptar que quería intentarlo contigo.
—¿Y por qué?
—No lo sé... es que el tema de chico con chico aún me es un poco tabú... —bajó la mirada.
—¿Y en la noria?
Llanos volvió a levantar la mirada. —En la noria... no sé. Ha sido como... un cúmulo de pensamientos realmente... en un principio era totalmente miedo, luego era más vergüenza y al final ya era como... éxtasis. No sé. No me lo creía. Pensaba que estaba durmiendo.
Apolo sonrió y bajó la cabeza.
—Entonces, ¿no te arrepientes y te gustó?
—Buah... me ha encantado.
Apolo amplió la sonrisa. —Bueno, me toca...
Llanos se relamió el labio y asintió preparado para escucharlo.
—A ver, hace ya un añito que sé que me gustas.
Llanos abrió los ojos. Apolo se rió. —No, no, a ver... sí, más o menos un año...
Miguel se llevó una mano a la cara. —Ay madre...
—Y... en todo ese año... lo he intentado como... ignorar. Pero era imposible, porque prácticamente vivo contigo. He soñado contigo casi todas las noches desde entonces, no hay un día en el que no me despierte y no diga: ¿Miguel?
Llanos sonrió y ladeó la cabeza mirando a Apolo con ternura.
—Y en la noria... Miguel. Miguel, lo que he sentí fue... increíble. Fue como si el tiempo se detuviera. Todo el ruido del parque desapareció y solo estábamos tú y yo ahí sentados en medio de la noria y de todos. Sentí como... mucho calor de repente, como si estuviera justo donde debía estar.
A Miguel le brillaron los ojos.
—Nunca había sentido algo así. Me he sentido seguro, cómodo y... como en casa.
Llanos chasqueó la lengua. —Me has dejado mal... —bajó la mirada y negó con la cabeza—. me has dejado muy muy mal.
—Qué va. Lo tuyo ha sido precioso también.
—Como tú.
Apolo se quedó quieto y sonrió un poco. Se sintió aturdido, no se lo esperaba.
—Ahm...
—Eh, eh... no digas nada. —Llanos le puso un dedo en los labios. —No hace falta.— Apolo se rió y levantó las cejas. Miguel se acercó y le dio un beso suave. Apolo se cogió de la cadena que tenía Miguel en el cuello y tiró de ella para que no se separase del beso. Movieron los labios a un ritmo calmado, mientras las manos de uno, buscaban el cuerpo del otro. Apolo iba deslizando la mano hacia abajo por el cuerpo de Llanos.
—¡Chicos! —hasta que apareció Álvaro y vio a Apolo sobre Llanos juntos en el beso. Los dos se soltaron y se separaron rápido. —¡WOWOW! —Álvaro se tapó los ojos. —¿He interrumpido algo? Perdón. Haced como si no estuviera. Sorry, sorry... —pasó caminando rápido el patio hasta una de las hamacas mirándolos de reojo, cogió algo y luego volvió a la puerta. —Podéis seguir. —se marchó.
Llanos se agachó un poco. Hasta que el agua le cubrió la nariz. Dejando solo sus ojos fuera del agua. Apolo lo miró y le copió. A los segundos, Miguel se rió y se lo contagió a Apolo.
—Eso ha sido aposta. —Apolo se levantó un poquito.
—Uh, y tanto. Es Alvarito, que te esperas...
Apolo nadó otra vez hasta Llanos y se sumergió bajo el agua. Miguel lo buscó pero antes de que pudiese dar una vuelta, Apolo lo subió a sus hombros y lo levantó.
—¡Hostia! ¡Cabrón! —se rió fuerte y se cogió bien al cuello del otro para no caerse.
—No te muevas mucho, que te tiro.
Llanos se quedó inmóvil.
—Tampoco hace falta tomárselo tan literal.
—Es que si me muevo, te molesto.
—Tú nunca me vas a molestar. —Caminó por el agua con él subido y Miguel se dejó llevar.
—Oye, Apolo... —se deslizó un poco para apoyar la barbilla en su cabeza.
—Dime.
—¿Crees que si salimos en TikTok nos apoyarían?
Apolo miró hacia ambos lados y suspiró. —No sé... creo que sería mejor dejar un tiempo antes. —lo soltó y lo fue dejando en el agua otra vez con cuidado.
—Sí, claro. No lo decía por eso. Era un caso hipotético... —se quedaron flotando unos segundos en el agua y se volvieron a sonreír por última vez.
—¿Qué quieres hacer mañana? —Apolo le dio un empujoncito con el pie.
—¿Qué te apetece hacer a ti?
Apolo frunció el labio sonriendo con picardía. —Elige tú, anda.
Miguel se rió. —Anda que... el macaco este.
—Oye. No te pases, ¿eh?
Se rieron y Llanos nadó hasta el borde de la piscina para subirse a él. Apolo se acercó nadando hasta estar entre sus piernas y subió la mirada a sus ojos. Miguel tragó saliva.
Se miraron a los ojos, sintiendo una mezcla de emociones intensas. El agua de la piscina reflejaba las luces en la cara y el cuerpo de Apolo.
—¿Sabes? Nunca pensé que estaríamos aquí, así... —soltó Llanos, acariciando el cabello mojado de Apolo.
—Ni yo. Pero aquí estamos. —respondió Apolo, acercándose un poco más, apoyando sus manos en los muslos de Miguel.
—Bueno, mañana podríamos ir a la playa. —sugirió Miguel, sonriendo. —Podemos pasar el día tomando el sol, nadando en el mar...
—Me gusta la idea.
Miguel asintió y siguió acariciando el pelo de Apolo.
—Guapo. —murmuró Miguel.
—No más que tú. —respondió Apolo. —¡Buah! ¡Quiero hacer un huevo de cosas contigo!
—Poco a poco. Empezando por la playa mañana. —se tiró otra vez al agua para abrazar a Apolo.
Solamente pasaron unos minutos más sentados hablando, hasta que decidieron levantarse, secarse e irse a dormir.
