Dos influencers que son mejores amigos deciden juntarse en una sola casa junto a otros dos amigos para volver a vivir la experiencia que tuvieron la primera vez que quedaron juntos en una casa.
Pero los problemas empiezan a asomarse cuando a uno de...
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⚠️Aviso de capítulo con escenas subidas de tono⚠️
Las ideas de última hora de Tati no siempre eran buenas, pero a juzgar por el entusiasmo, tal vez aquel viaje no era tan mala idea.
Si no fuera porque el aeropuerto era uno de los lugares más estresantes del mundo, puede que al grupo, le hubiera hecho gracia incluso.
—Oye, a mí no me llevéis más a aviones si los vuelos se retrasan tanto. —Álvaro suspiró cuando se sentó en el avión.
—La verdad es que deberíamos haber salido hace una hora. —Fue Matteo esa vez quien se quejó, pero él ya estaba acostumbrado.
Apolo y Llanos no se atrevieron a decir nada.
—¿Queréis dejar de ser tan quejicas?—la rubia se levantó del asiento para asomarse hacia atrás, donde estaban ellos.
—Que sí, Tati, que sí. Ya sabemos que también te jode que el avión salga con retraso, te comprendemos.—Álvaro le dio unas palmaditas en el hombro a la chica.
—Álvaro, deja el café. No te hace bien. —le puso la mano en el hombro al chico y también le dio un par de palmaditas. El chico la miró mal y Matteo soltó una risita.
Apolo se sentaba junto a Llanos, un poquito apartados del resto del grupo.
—¿Tienes sed? —Apolo le ofreció una botella de agua.
—¿Mm? —la miró y negó con la cabeza. —Gracias.
—¿Hambre? —le enseñó comida.
Llanos se rió un poco. —Que estoy bien, gracias.
—¿Seguro? —arqueó las cejas. —No has desayunado.
—Estoy bien, te lo prometo. —y después de eso y de sonreír, le dio un beso corto, que al parecer, logró callar a Apolo y no preguntó más.
Todo el grupo iba en una cabina aparte, gracias a Matteo. En la que no había más que ellos y algunos sofás y baño separado del normal.
—¿Y dormir? ¿Te apetece dormir? —preguntó otra vez un poco bajito mirándolo de reojo.
Miguel lo miró de reojo también y sonrió. —Dentro de un ratito, puede que sí.
Apolo sonrió y apoyó la cabeza en el hombro de Miguel y Miguel, apoyó su cabeza en la de Apolo. Miró a los asientos de enfrente un poco ensimismado y miró a Apolo de reojo. Mientras jugaba con sus dedos, miró a Álvaro, a Tati y a Matteo. Se relamió el labio y se levantó repentinamente cogiéndole la mano a Apolo. —Ven. Vamos.
El otro chico lo miró extrañado. —¿Qué? ¿Adónde?
—Tú ven. —tiró suavemente de su mano.
Apolo pestañeó un par de veces pero se levantó para hacerle caso. Miguel tiró de Apolo en dirección a los baños y cuando el resto del grupo los vieron, se quedaron callados siguiéndolos con la mirada.
