Enid le abrió la puerta del auto a su mujer como toda una caballera para luego subirse a su lado e irse de una buena vez por todas a su casa.
Había estado todo el maldito día pensando en ella y no cosas inocentes a decir verdad. Estaba más que desesperada, la necesitaba ya.
-¿Te encuentras bien, Enid? - pregunto su mujer en tanto cruzaban la puerta de la casa
-Me encontraré mejor cuando te haga el amor de una vez - le respondió
Aquellas palabras le aceleraron el corazón además de darle una buena cantidad de excitación. La tomo en brazos posicionando sus bellas piernas en su cadera, la pego contra la pared para luego besarla con desesperación. Bajo sus besos a su delgado cuello dejándole un par de marcas.
-Enid... Mañana debo trabajar - jadeo la pequeña
-Así verás que tienes dueña
Desabotono su camisa de un tirón y dejo a su vista sus lindos pechos, para quitarle su brasier de un tirón.
Metió uno de sus pezones a su boca saboreando y mordiendolo suavemente provocó que Merlina soltara un gemido, totalmente musica para sus oídos.
La dejo parada en el piso y se agachó para besar sus muslos, agradecía que justo ese día se pusiera pantalón de tela, quitó la tela y observo como sus pequeñas braguitas estaban húmedas. Sonrió ególatra al ver cómo ponía a su mujer con solo un beso.
-Enid... - gimió Addams
-Prometeme que seré la única a quien generas de esa manera - le pidió ardiendo en lujuria
-L-lo prometo, amor...
Le bajó lentamente la tela que cubría su parte íntima, se relamio los labios al ver qué estaba lista y humada para ella. Comenzó dándole pequeños besos, luego lamió de forma sueve haciendo que Merlina volviera a gemir su nombre, solo que está vez fue más fuerte, introdujo uno de sus dedos en su interior y los movió de arriba hacia abajo, de adelante hacia atrás, provocándole un intenso placer a su mujer.
Subió una de sus piernas a su cuello para darle más acceso a la zona, chupeteo con audacia mientras danzaba sus dedos ganándose varios gemidos de parte de Addams, no habia nada más sexy que escucharla gemir y decir quién sabe cuántas palabrotas en Turco.
Movió y lamió más rápido hasta que comenzó a sentir con el interior de su mujer comenzaba a apretarse, no se detuvo por ningún momento, siguió besándola en sus partes íntimas mientras se corría con fuerza.
-Ni creas que he terminado preciosa - le dijo Enid con una voz ronca - Este solo es el comienzo de nuestra noche
Merlina le miro directo a los ojos, estaba intentando guardar cada movimiento en su memoria por si llegaba a pasar algo, todo era tan perfecto, Enid le sonrió y beso la punta de su nariz con amor.
-¿Estás lista, abejita? - pregunto ella recordando las palabras del momento de su primera vez
-Siempre lista, cariño...
Enid sonrió entrelazó su mano con la de su mujer, beso sus labios tiernamente y se introdujo en ella de forma lenta, mientras ambas soltaban un gemido.
Enid tomo una de las piernas de Merlina y la coloco en su cadera para penetrarla más fácil. Había olvidado lo maravilloso que era hacer el amor con su amada.
Sus embestidas fueron de más lentas a más rápidas, Merlina gemía el nombre de su esposa en su oído exitandola aún más. Se movía de maravilla, sentía que podía tocar el cielo con la punta de sus dedos. La habitación estaba llena de gemidos y gruñidos de puro placer.
Merlina cambio de posición colocandose a horcajadas de ella y empezó a dar pequeños saltitos sacándole varios gemidos a su esposa, quien veía entretenida el abdomen de su mujer. Sus pensamientos se fueron cuando sintió cerca el clímax, Merlina no se quedó atrás, sus gemidos fueron a mayor indicando que también de correría y a si fue, Ambas explotaron en una ola de placer.
Con respiraciones agitadas cayeron rendidas.
-Te amo, abejita... - le dijo con la respiración ahí
-Yo te amo más, Enid...
Se besaron dulcemente, para continuar con su noche de amor.
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