Poemas De Amor Y Sexo Español Y Portugués

Reina preta de trenzas azules.

Trabaja en los molinos del tren en mí barrio, es preta una joya preciosa de centro América.
Tiene trenzas azules hasta la cola, esa cola infartante él diablo mismo daría su propia alma por ella. Cuando tomo el tren hacia la capital,la miro y le sonrío.
Ella es una esfinge que no muestra mueca ni movimiento.
Un sábado tomé coraje, con una flor Blanca y un chocolate con maní, la invite a salir y acepto...
El tiempo se consolidó con nosotros desnudos al pie de la cama y tú me dices:
-¡No soy un fetiche, ni un juguete sexual!, Fuerte y claro entendí su concepto. Respondí sin dudas:
-¡Tú no, pero Yo sí, Soy tú juguete!.
Entre risas me desplomó ella sobre la cama.
Nunca sentí piel tán deliciosa, contigo me tomé el tiempo de lamer, cada lunar, cada grieta.
Saboreo tú boca desde los labios y mí lengua sé profundiza en tú garganta.
-¡Muerde!, Hazme saber que estoy Vivo y no es un sueño.
Mis manos se ocultan en tus grandes senos, jugando a las escondidas debajo de ellos y rozando tus pezones se erectan como castillos medievales.
Estoy duro por donde me toques, pero me aguanto los deseos impuros.
Te giro Boca abajo y te descifro entre masajes y besos, cubrí toda tu espalda y tú me levantaste la cola, como dándome un presente.
Acepto tú regalo y lo acaricio con mí lengua y me adentro a tu interior, mientras mis manos juegan con los labios de tú vagina, son tan carnosos.
Me gimes toda y estoy un poco acelerado, me devoro tú vagina desde atrás, mientras te penetre mí dedo en la profundidad de tú cola.
Ya estás ardiente y gritando tus placeres.
Soy tuyo así por un buen tiempo ,solo separo mí boca de tu vagina para respirar, mis dedos nunca salen de tus nalgas.
Me quieres comer, porque me lo grita tú vagina con sus mieles sobre mis labios.
Te encierro en el vértice de la cama y mirando de frente, ahora sí te tengo mía.
Te penetro erecto con todo mí Ser, tomo tus trenzas azules y no te suelto.
Estás prisionera entre mí erección y la cabezera de la cama.
Nunca escuché a nadie gritando tán fuerte en sus gemidos.
Entre gritos de dolor cuando golpeo vertiginosamente tú cola, recordándote que será mía.
El tiempo dirá todo.
Tus flujos blancos bañan mí pene y es un río de aguas, con cascadas que se sientan a mí pelvis mojada.
Te vienes simultáneamente cuándo te penetro y masturbo tu clítoris.
Hechas los ojos hacia arriba, estás desencajada.
Solo suelto para morder tú pezones erguidos.
Me pides por favor, te duele el roce.
Girando en una acrobacia rápida, te agarrás de la cabecera de la cama, entregando tus nalgas, me pides que te penetre y acepto.
Tengo tus trenzas azules enredadas en mis manos, no suelto, estás prisionera nuevamente.
Gritando y gimiendo como dulces notas de amor.
Te convulsiona el cuerpo cuando masturbo tú clítoris y posteo tú cola con penetración lenta y profundos latiguillos de rapidez.
Luego me abandonaste, empujando mí cuerpo erecto cae al vértice de la cama.
Me tomás con tú boca y lengua.
Sujetando todo con tus dos manos.
Quieres mi miel, me lo grita tú vagina porque estoy tocando todo con mis dedos sueltos.
Grito, desesperación y deseo.
Me tomás todo y estoy loco.
Sueltas una mano y me das de golpes en mí nalga atrapada.
Me grita tú lengua que quiere el néctar de miel.
Y gritando como una abeja a la que entrega su miel, desvariando sobre las sábanas quedo tendido. Y la entrega está hecha, me haz robado las mieles.
Tu lengua sigue jugando, ya perdimos la constancia.
Sobre tus trenzas azules me duermo, abrazando tú alma sobre tú piel negra, una deliciosa fruta tropical deseosa de mí alma, para volver comer.
Entre sábanas y trenzas azules.