🦷🦷🦷🦷🦷🦷🦷🦷🦷🦷🦷🦷🦷🦷🦷🦷🦷🦷🦷🦷🦷🦷

171 34 7
                                    

Soobin le dió un amistoso abrazo a su amiga antes de verla subirse al auto que la esperaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Soobin le dió un amistoso abrazo a su amiga antes de verla subirse al auto que la esperaba.

—Cuide a mi amiga por favor —Le dijo a la conductora cuando se oyó el ruido del motor, recibiendo un "sí, lo haré" de parte suya junto con una sonrisa—. Creo que voy a llorar.

—Podrás ir a visitarnos cuando quieras, amigo —Lo animó Chae con la ventanilla baja del copiloto—. Además seguiremos viéndonos en clases.

—Tienes razón.

—Y prácticamente vives con tu novio.

—Sip, pero eso no quiere decir que no vaya a echar de menos a mi compañera de piso.

—Mejor vete del departamento antes de que se llenen de fantaaasmas —Bromeó imitando la voz del típico fantasma de dibujos animados.

—¿Intentas asustarme? Hecho, me iré.

Sí, lo haría, ahora que ninguno viviría allí no tenía sentido seguir pagando las expensas.

—Pórtate bien Chaeyoung y ahora que te mudas con tu novia espero que no descuides tus horarios y empieces a llegar tarde a clases.

—Je, je, je.

—Oh, no lo hará, yo me encargaré de que siga cumpliendo con sus obligaciones.

—Ya escuchaste, Chae.

Son rió divertida con los brazos detrás de la cabeza. No prometió nada porque se conocía muy bien y sabía que a partir de ahora sería difícil levantarse de la cama o incluso salir de la casa si ello implicaba despegarse de su Mina.

Segundos después el auto se puso en marcha y sacando la mano por la ventana se despidió de Soobin hasta perderlo de vista. Luego se acomodó mejor en el asiento y ladeó la cabeza para mirar con ojos enamorados a su amada.

—¿Estás feliz? —preguntó la mayor ante lo evidente.

—Mucho.

—¿Cómo dormiste?

—No dormí.

—¿En serio? Pero si ayer no hablamos por teléfono.

—Es verdad pero me quedé hablando con otra mujer hasta la dos de la mañana y-

—¡¿Cómo?! —Frenó de golpé. Menos mal existían los cinturones de seguridad— Lo siento, ¿estás bien?

—Sí, je, je.

—¿De verdad?

—Sí mi amor. No te pongas celosita, pingüinito mío, sabes que por la única mujer que respiro eres tú pero también está la mujer que me dió la vida.

—Tu madre —Murmuró para sí misma a la vez que se ruborizaba de la vergüenza—. Yo n-no estaba ce-celosa. Frené sin querer.

—Sí, cómo no —Agarró la mano de la contraria para depositarle un beso—. Aunque prefiriría que hagamos otras cosas la próxima vez que sientas celos —Le giñó un ojo.

Caries (Michaeng) |Mini Story| ฅDonde viven las historias. Descúbrelo ahora