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Años después

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Años después...

Eran pasadas las ocho de la noche y el cartel sobre SPART se iluminaba a todas luces para acaparar la atención
de nuevos visitantes.

El grupo de mujeres mayores guiaba despacio a la que traía los ojos vendados al interior del ruidoso lugar.

—¿Qué sucede? —Se detuvo a preguntar una de ellas a la que quedó última junto a la puerta.

—Nada. Bueno, recordé que dejé algo pendiente.

—No hagas esto. Vinimos a pasarla bien.

—Y estoy segura que la pasarán muy bien.

La primera suspiró.

—Oye organizamos esta despedida de soltera para Hyo pero la idea es divertirnos todas, ¿no? No hagas que te ruegue y entra por favor —Hizo pucheros para convencerla pero no tuvo el efecto esperado—. ¿Qué tengo que hacer para que entres?

La pelinegra acomodó mejor el bolso en su hombro y frunció los labios.

—Nada —Suspiró—. De acuerdo, no quiero ser aguafiestas. Pero no puedo prometer que me quedaré hasta el final.

—Eso quería oír. No pasa nada, nos divertiremos. No todos los días podemos hacer locuras —Le guiñó el ojo.

—¿Eh?

—Jaja, te divertirás. Quién sabe, a lo mejor hasta encuentres a tu alma gemela ahí adentro.

La contraria negó haciéndose la desentendida. Si tenía que ser franca, no le hacía mucha gracia que sus amigas, principalmente Irene, buscaran la manera de vincularla con alguien en cada oportunidad. Si ella quería estar sola cuál era el problema, cuál era la urgencia de conseguir pareja. Además era seguro de que si tenía un alma gemela en este mundo no lo encontraría en un club de striptease.

Adentro la música casi la dejó sorda, no tanto como el chillido que soltó Hyorin cuando le quitaron la venda de los ojos pero sí le irritó un poco el oído. Las luces rojas la cegaron un poco al hallarse por primera vez en un sitio que se asemejaba más a una simulación del planeta Marte. Habían mesas pegadas a las paredes, separadas por los acolchados respaldos de los asientos que las rodeaban, otras esparcidas ordenadamente por el espacio sobrante. En el centro se ubicaba un pequeño escenario de piso espejo con un tubo esperando casi al final del camino.

El grupo de recién llegadas buscó lugares lo más cerca posible de la plataforma mientras unos baristas descamisados atendían a otras clientas. Uno de ellos llegó a su mesa y, entre risas, pidieron unos martinis.

De fondo resonaba Like a river de Bishop Briggs como antesala al espectáculo aunque para Mina solo fuera ruido.

No sabía cómo hacían los demás para comunicarse. Más bien, no sabía qué hacía ella en un lugar como ese, ahora se lo cuestionaba. Empero, la compañía de sus amigas lo compensaba todo.

Caries (Michaeng) |Mini Story| ฅDonde viven las historias. Descúbrelo ahora